A un mes de que se celebren los comicios en el Estado de México y Coahuila, el desarrollo de aquellas elecciones permea en todo el país. Por ejemplo, el presidente nacional de Morena, llamó a los aspirantes a la presidencia, a tener muy claro que esos compromisos ahora son prioridad y que sus aspiraciones pueden esperar.

Lo anterior porque parece que todos les esfuerzos de los partidos, se centran en la entidad metropolitana mientras que los del norte, quedan al desamparo de apoyos que provienen desde el centro.

Es claro que el EDOMEX es la “rebanada más grande del pastel”, por su abultado padrón electoral pero no hay que desdeñar a Coahuila, donde un grupo de priístas ha gobernado aquel estado con exceso y desvergüenza.

De hecho, las elecciones locales tuvieron durante años un impacto muy local. Solo importaba el resultado para los ciudadanos de aquella entidad. Ahora, sin embargo, el resultado de aquellas elecciones, tendrá un amplio impacto nacional.

Por principio de cuentas, se podría configurar un escenario donde el PRI se quede sin gobernar alguna entidad federativa. En las dos referidas es gobierno y, al parecer por los resultados de las encuestas, perdería por amplio margen en el Edomex. Podría mantener Coahuila, pero todavía la moneda está en el aire. 

Estas posibilidades dejan clara una cuestión. Lo local esta marcando la agenda nacional en términos de la conformación del poder, en las diversas regiones del país. En este sentido, es evidente que Morena pasa por el mejor momento en la competencia por el poder. Pero también es un hecho que se configuran lugares exclusivos para otras tendencias partidistas.

En este sentido, el norte del país parece refrendar su vocación por los partidos tradicionales, mientras que el centro se consolida una tendencia progresista que encabezan las manifestaciones de izquierda.

En este sentido, los grupos políticos de los estados se han fortalecido, al grado de rebasar sus fronteras para hacerse más fuertes. En veces lo logran con negociaciones y otras, a través de la vieja estrategia de acaparar lo que nadie reclama.

En este sentido, los políticos de Hidalgo han tenido en el Edomex una maestra confiable. En particular, los priístas de las dos entidades parecen cómodos en su convivencia cotidiana. Unos y otros se toman como referencia, porque son similares los tiempos de dominio que tuvieron en el poder.

Sin embargo, esos lazos parecen romperse cuando los buenos tiempos quedan muy lejos. Ahora, en desgracia, no se apoyan ni se toman como referente. Al contrario, si la elección del Edomex, la pierde el PRI (como todo parece indicar), los priístas locales caen en desgracia.

Sin embargo, otro grupo de tricolores se empodera. Se trata de aquellos que no están muy de acuerdo con su dirigencia nacional. Estos se están frotando las manos, para que exista un nuevo liderazgo en el partido, que poco a poco se queda sin espacios.

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