Por Arturo Hernández Cordero
El proyecto de reforma electoral impulsado por el presidente Andrés Manuel López Obrador ha politizado a la opinión pública en México, puesto que dicha reforma implicaría un cambio radical en la vida democrática del país y supondría, la pérdida de facultades, presupuesto y hasta una posible refundación del INE.
Si bien, desde el gobierno de López Obrador se ha asegurado que la máxima autoridad electoral no desaparecerá, sino que cambiará de nombre (como ya lo hiciera en el 2014) y que no perderá su carácter autónomo; si se vislumbra la reforma como un nuevo capítulo en la historia democrática mexicana: se pretende reducir a 300 el número de diputados federales y a 96 el número de senadores.
A la vez que se busca someter a elección popular a los consejeros y magistrados del Instituto Nacional Electoral y de Consultas (como pasaría a llamarse el ahora INE); entre otros varios cambios mediante los que el presidente y los legisladores de la 4T, estarían atentando en contra de la autonomía del Instituto.
No obstante, la mayoría de los partidarios de la 4T desconoce a profundidad las implicaciones de la reforma electoral; la cúpula morenista la ha presentado como una cruzada en contra de Lorenzo Cordova y Ciro Murayama (a quienes en incontables ocaciones han tildado de corruptos y conservadores) y un mero recorte al presupuesto del INE.
La reforma electoral (que será discutida en diciembre), implica ir en contra de las supuestas intenciones de AMLO por democratizar al país, ya que un recorte abrupto al presupuesto del Instituto se vería traducido en una menor participación ciudadana. Aunado a que la reorganización institucional que supone la reforma no será inmediata ni económica.
Por otra parte, varias figuras políticas de la oposición han instado a la organización de una marcha el próximo domingo en la CDMX para defender al INE, aunque dichas figuras son personajes impopulares e incapaces de blindar las instituciones; a los que incluso la cúpula de MORENA, disfruta tener por adversarios a sabiendas de que con ellos al frente de la oposición, los objetivos de la 4T están garantizados