Por Arturo Hernández Cordero

En días recientes, el Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova Vianello, expresó en redes sociales su descontento por el recorte de aproximadamente 5 mil millones de pesos aprobado por los diputados morenistas y sus allegados, argumentando que dicho recorte afectará el desarrollo de los procesos electorales a celebrarse el próximo año.
De igual manera, Córdova aseguró en una Sesión Ordinaria del Consejo General, que el INE asumirá sus responsabilidades respecto al ejercicio de revocación de mandato, pero también habló de la posibilidad de que el Instituto emprenda acciones legales para contrarrestar las afecciones que el recorte suponga.
El recorte al presupuesto del INE era un escenario previsible. A decir verdad, no resulta incongruente que un gobierno que pregona la austeridad política e institucional, haga un recorte presupuestal al ente público que anuló las candidaturas de los morenistas Felix Salgado Macedonio en Guerrero y Raúl Morón en Michoacán y al que en reiteradas veces, el titular del poder ejecutivo ha tildado de corruptible.
Tras la difícil comparecencia de Lorenzo Córdova ante la Cámara de Diputados el pasado 5 de noviembre, se podía prever que el INE no saldría bien parado en el Presupuesto de Egresos para el 2022.
Más allá de sus constantes pugnas con representantes de la 4T, lo cierto es que el INE se enfrenta a un modelo institucional en declive. Durante gran parte de sus 30 años de existencia, el INE (antes IFE) gozó de una confianza ciudadana sólida a pesar de los presuntos fraudes electorales que la izquierda alegó por 12 años. Sin embargo, tras la reforma del 2007 en material electoral, la inflexibilidad burocrática y los poderes coercitivos del organismo aumentaron exponencialmente, propiciando las buropatologías que encarecen el ejercicio electoral y alejan al instituto de la ciudadanía.
La obsolescencia institucional del INE se ha tornado evidente, y dada la coyuntura actual es preciso preguntarse ¿estamos en la antesala de una nueva Reforma Electoral?, todo dependerá de como se desarrolle la escalada de tensiones entre el Instituto y el Gobierno Federal durante los próximos 3 años

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