El 11 de febrero de 1997, todo era caos, confusión y tristeza, entre los comerciantes del mercado Gilberto Gómez Carbajal, ya que tres días antes se había registrado un incendio, que prácticamente arrasó con el inmueble y acabó con el patrimonio de más de cien locatarios.
Sin duda, uno de los incendios de mayor magnitud, registrado en Tulancingo durante los últimos años.
Las llamas alcanzaban varios metros de altura. Pese al esfuerzo de los Bomberos, así como de vecinos y locatarios, quienes se sumaron a las labores de apoyo para su sofocación, la mayor parte de este espacio fue consumida por el fuego.
Sin embargo, como si se tratara del guion de una película dramática, de entre los escombros, surgió la figura de un crucifijo, con el retablo de un Cristo, sin brazos y lleno de tizne.
Pese a que su marco se calcinó en su totalidad, el cuerpo de esta efigie religiosa se encontraba intacto.
A partir de entonces, tanto locatarios como clientes, lo conocen como el “Milagroso Cristo Quemado”.
Algunos entrevistados, coincidieron en que es todo un símbolo y que ahora lo veneran con mucha devoción, pues consideran que es quien los cuida y protege contra todo tipo de adversidad.
Doña Julia, quien tiene un negocio de comida contiguo a la capilla donde ahora se encuentra esta representación, dijo que todos los días cuando llega hace sonar la campana, ya como una tradición, pero en honor al Cristo Quemado.
Dijo sentirse sorprendida porque aun cuando el crucifijo quedó carbonizado, el cuerpo se encuentra en buenas condiciones.
Agregó que cuando esta figura religiosa fue colocada en una mesa, los bomberos, a lo lejos, la confundieron con un cuerpo humano carbonizado, lo cual generó momentos de tensión. Sin embargo, se trataba de aquel crucifijo, que se había salvado de aquel embate.
Ana María Ramos, comentó que su papá Benito Ramos, fue uno de los primeros que ingresó al mercado, ya que los productos que vendía y a la fecha expende, son inflamables y a “cubetadas”, evitó que la lumbre se propagara.
“Fue un caos, los bomberos que venían de Pachuca chocaron en la calle Bravo, ya que dos días antes habían cambiado la circulación y hubo muchas situaciones, pero, a partir de entonces, el Cristo Quemado se ha hecho presente entre nosotros”.
Héctor Bravo González, secretario de Organización de la Unión de Comerciantes Fijos y Semifijos del Mercado Municipal, relató que pese a los lamentables acontecimientos, se vio una vez más la solidaridad entre los locatarios y la ciudadanía en general.
Destacó, además, el apoyo que mostraron las autoridades municipales encabezadas por el entonces presidente Jorge Berganza Linares y Jesús Murillo Karam, quien fungía como gobernador de Hidalgo

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