Por Arturo Hernández Cordero
A finales de la semana pasada, las fuerzas ucranianas derribaron un puente ferroviario en la península de Crimea (hoy anexada por Rusia a su Federación); lo que provocó que el mandatario ruso Vladimir Putin, catalogara el hecho como un acto terrorista y respondiera el pasado lunes 10 de octubre, lanzando misiles a varias ciudades ucranianas (incluida la capita Kiev), destruyendo incluso objetivos civiles como parques y edificios habitacionales.
Además de los objetivos civiles, el consulado alemán en Kiev fue alcanzado por un misil ruso (aunque el suceso no tuvo víctimas fatales), lo que de inmediato fue percibido por el gobierno Alemán como una provocación en represalia por la amplia cantidad de material bélico que el país germano ha suministrado a Ucrania a lo largo de la guerra.
Aunado a lo acontecido el lunes, Vladimir Putin ha endurecido su discurso en torno a la guerra, llegando a insinuar la posibilidad de un ataque nuclear en contra de Ucrania, ante lo cual el presidente Joe Biden ha advertido la posibilidad de un “armagedón nuclear” en caso de que esto sucediera.
Si bien, Rusia anexó a su territorio cuatro regiones ucranianas a finales de septiembre, lo cierto es que el ejercito ruso se ha visto en serios problemas y por momentos superado por las fuerzas ucranianas, quienes han hecho un uso formidable de los suministros y material bélico proporcionados por la OTAN; mientras que el ejercito ruso tiene un accionar lento, errático y condicionado por una muy mala cadena de suministros y la corrupción del Estado Ruso.
Por tanto, las amenazas de Putin y los bombardeos a objetivos civiles, obedecen más a una medida desesperada de Rusia por obligar a Ucrania a aminorar las hostilidades en contra de su ejercito en los territorios ocupados, que a intenciones serias de usar armas nucleares.
De momento, los planes de Putin parecen seguir una sola línea: generar la mayor crisis energética (y por consecuente, económica) a la UE con la llegada del invierno y obligar a esta a dejar de suministrar militarmente a Ucrania para poder doblegarla y que termine por aceptar la perdida de sus cuatro regiones recientemente anexadas a Rusia