El pasado miércoles, se oficializó el triunfo de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos de Norte América, cuatro años después de la derrota en su intento de reelección, fue elegido como el cuadragésimo séptimo presidente tras superar el umbral de los 270 votos electorales.
Un triunfo impulsado por una ola de inquietud, por la elevada inflación y la inmigración ilegal, garantizando una política de hombre fuerte y convirtiéndose en el primer expresidente, en más de 120 años que gana un segundo mandato tras una derrota en intento de reelección.
Trump obtuvo el triunfo de la Casa Blanca en 2016, mediante un discurso xenófobo y racista, receta que ocho años después le han dado el mismo resultado, esta vez apostando con alusiones a los “malos genes” de los inmigrantes criminales, dos palabras que asocia continuamente, convirtiendo a la inmigración ilegal, en el chivo expiatorio de todos los problemas que aquejan a su país.
Prueba de ello, en su último discurso en Carolina del Norte en el cuál amenazó con imponer aranceles del 25% a México si el país no frena la “embestida” de “criminales y “drogas” que ingresa a los Estados Unidos.
Sin embargo, no ha sido la primera vez que usa este tipo de discursos hacia nuestro país, Recordemos que el año 2019 amagó con aplicar gravámenes de 5%, como “una cooperación pasiva” de nuestro país para controlar el flujo de migrantes.
Y lo que realmente paso en su primer mandato, fue cumplir su promesa de campaña de modificar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) pero incluyendo, entre otros cambios en materia laboral, reglas de origen del sector automotriz y una cláusula de revisión periódica de este acuerdo, cambiando el nombre a Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), vigente desde julio de 2020.
Es decir, profundizó la relación comercial entre ambos países al grado que en el 2023, México se convirtió en el principal socio comercial de Estados Unidos, superando a China y Canadá.
Hoy, nuestro país participa en el 16% del comercio estadounidense, representando 632,290 millones de dólares, una cifra que pudo ser mayor, pero que depende de los esfuerzos que se hagan al interior del país, políticas públicas, urgente necesidad de una política industrial y no soltar el enfoque del nearshoring.
Por lo tanto, la amenaza del hoy presidente norteamericano, de iniciar una guerra comercial con México, responde más a atender sus problemas de seguridad nacional como lo es el tráfico de fentanilo y la migración. Entonces, el reto para nuestra presidenta radica en no responder por la vía de la negociación comercial. Ahí los resultados indican que las cosas se están haciendo “bien”, sino por la vía de la cooperación en materia de seguridad pública y control de migración.
La ventaja que tiene Claudia Sheinbaum, es que dentro de su gabinete cuenta con personas que ya se han sentado a negociar con el gobierno comandado por Trump en la pasada administración y esa experiencia, deberá mostrarse realizando mesas de diálogo en donde el tema central no sea el comercio sino la seguridad pública y migración.
Trump es astuto y no se dará un balazo en el pie al afectar la relación comercial con México, cuando su país mantiene una guerra comercial con China desde hace ya bastante tiempo, y el comercio que tiene con nuestro país, le ha brindado la posibilidad de ir sorteando favorablemente esa guerra con el gigante asiático.
Sin duda, nuestro país es muy importante para el vecino del norte y Claudia Sheinbaum, deberá encontrar la astucia para manejar esa intimidación y convertirla en resultados favorables para nuestro país en los tres temas: comercio, seguridad y migración.
El reto radica en encontrar la mejor estrategia diplomática que mantenga la cooperación sin comprometer los intereses de nuestro país, anticiparse de manera colaborativa y firme atendiendo las políticas de seguridad fronteriza, pero nos sólo con el norte sino con Centroamérica para reducir el flujo ilegal de personas.
Considero que es la oportunidad ideal para que Claudia posicione su liderazgo internacional, pues México, con resultados está preparado para cooperar y negociar con cualquier país.