Un caso de intriga recorre los pasillos políticos del estado de Hidalgo. Muchos de los enterados no alcanzan a descifrar el papel del partido de la estrella en las elecciones locales. Porque resulta que sus cuadros (por decirle de alguna manera), han sido desplazados por un grupo político que lleva varias migraciones electorales.
Hay que recordar que hace décadas, la Federación de Estudiantes Universitarios de Hidalgo (FEUH), tuvo amplio margen de maniobra en la vida pública del estado. Tomó por asalta (literal) algunos espacios de poder y el empeño los mantuvo en la mesa de negociación cuando pertenecían al PRI.
Lo anterior, se puede constatar en el libro del periodista Alfredo Rivera Flores, La Sosa Nostra, de basta difusión y lectura en la entidad.
Una vez que este grupo se fue segregando con otros actores del partido tricolor, buscó cobijo en las filas del PAN, utilizó a Movimiento Ciudadano y Morena hasta que hoy su nueva adquisición es el PT.
¿Qué buscan? ¿Cómo se mantienen en la primera línea de decisión? ¿Por qué han utilizado a los partidos políticos como puente para conseguir el poder? Hay varias razones para entenderlo, pero una de ellas tiene que ver con los recursos que obtiene la máxima casa de estudios.
Para decirlo breve, la cúpula del grupo universidad (Gerardo Sosa Castelán) ha sido señalada por el delito de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita por 58.2 millones de pesos.
El también ex rector se encuentra en prisión domiciliaria desde febrero de 2022, tras una estadía previa de un año cinco meses en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) No.1, el Altiplano.
Según la carpeta de investigación, Sosa es el accionista principal de una empresa dispersora de dinero, Inmobiliaria Constructora y Arrendadora Yolo, que recibió transferencias de la firma de papel Contabilidad del Siglo XXI, la cual, a su vez, concentraba indebidamente capital de la UAEH, según la imputación de la Fiscalía General de la República (causa penal 263/2020).
Con estos antecedentes sería impensable que estos dirigentes tengan capacidad de maniobra en la política local. Pero lejos de eso, su habilidad y camaleónica capacidad de reinventarse, lo han llevado a tener ahora postulaciones a través del PT.
Esa condición confunde a los más avispados, porque ese partido político se presenta como aliado del proyecto de la 4T, pero lo cierto es que sus intereses están en otro lado. Como se puede testimoniar en su paso por varios partidos.
Al final del día, lo que tenemos es un escenario enrarecido donde nadie sabe a ciencia cierta, a dónde puede llegar un partido pequeño que se juega el todo por el todo. Por principio, no perder el registro, es decir, obtener más del 3% de la votación total registrada en la elección de diputados locales.
Y por el otro, sacar provecho de una campaña confusa donde se presentan como aliados del partido Morena (el favorito en las preferencias) y de esta manera, tener algunos espacios en los cargos de elección popular.
Bajo este postulado ¿en dónde quedó aquella teoría que asegura que los partidos son el puente entre la sociedad civil y la sociedad política?