Uno de los grandes debates en las actuales campañas para gobernador en el estado de Hidalgo, es el diagnóstico que cada uno de ellos tiene sobre los temas prioritarios. Es decir, sobre sus propuestas que serán aplicadas una vez que alguien resulte ganador.

Los especialistas en el tema suelen decir que las campañas son pura percepción (imagen). Lo que vende es el producto que se debe presentar como único y necesario. Esto es, el perfil del candidato (a), la experiencia laboral, la historia de vida, la plataforma del partido, etc.

Muy pocos reparan en las propuestas. En una palabra, las campañas se han descafeinado, se les ha succionado la esencia hasta convertirlas en juegos de estrategia visual. Eso produce políticos huecos que apuestan por chispazos de propuestas sin decirnos el qué y el cómo.

Los que más hacen por dignificar esta profesión, presentan un diagnóstico más o menos elaborado de los problemas más añejos. Esas reflexionen suelen ser muy buenas, pero cuando se viene la carga burocrática, los permisos, las competencias locales, federales o municipales, la escases de recursos, entre otros, todo parece cambiar.

Las propuestas no empobrecen suelen ironizar algunos. Es decir, en campaña es válido prometer el cielo, la luna y las estrellas. Pero lo correcto es ser más realista y decir lo que se puede y lo que no se puede hacer.

En ese sentido, lo que tenemos actualmente en la contienda electoral del estado de Hidalgo es una feria de ocurrencias, muchas de ellas de relumbrón, que obedecen a la imaginación más que a la razón.

Quizá la que rebasa toda lógica es aquella que pretende construir un tren para conectar con el aeropuerto Felipe Ángeles. Lo anterior, de entrada, suena muy atractivo, propio de una metrópoli. Pero basta con conocer la infraestructura carretera de las zonas marginadas de la entidad para exigir que todos los tomadores de decisiones enfoquen sus baterías en conectar a los municipios para estimular un mercado regional.

Esas obras de aparador, donde podría beneficiarse a un sector específico deja visibilizados a miles de paisanos que requieren caminos para transportar sus mercancías, para llevar a sus enfermos a un hospital, para hacer más fácil que sus hijos acudan a una escuela.

Quizá, en el fondo, no hagan falta tantas ideas brillantes. Quizá solo se trata de darle a cada quien lo que merece. Condiciones necesarias para que todos tengan un empleo, una vivienda digna, una escuela donde estudien sus hijos y un hospital. Habrá quien diga que eso es mucho, pero resulta ser lo indispensable para poder salir adelante.     

Por lo mientras es necesario escuchar propuestas más aterrizadas, que nos digan bien lo que se puede hacer y de donde saldrán los recursos para echar andar esas iniciativas. Si eso no está sobre la mesa, entonces se trata de pura retórica.

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