Tulancingo, es una ciudad que durante muchos años, además de ser una importante cuenca lechera, basó parte de su economía en la industria textil.
A inicio del siglo 20, llegaron empresas extranjeras que se consolidaron en la región con modernas maquinarias, lo cual generó una mayor producción de diferentes prendas.
Sin embargo, en forma artesanal también se confecciona ropa, pero a la vieja usanza. Caso concreto en Huapalcalco donde una familia, se sostiene económicamente utilizando como principal herramienta el telar.
María Virginia Oláis Vargas, comentó que aprendió a tejer con el telar cuando tenía 17 años y que su esposo fue quien le enseñó.
Dijo que el trabajo que desempeña es su pasión y que a sus 81 años, tiene fuerzas para seguir trabajando con mucho empeño.
José Cirilo Vargas Oláis, dio un breve panorama del funcionamiento de estas maquinarias manuales.
“Se puede realizar todo tipo de prenda, como: cotorinas, chamarras, chales, etcétera. Para ello, se necesita habilidad con las manos y pies, y estar bien concentrado, pero ante todo tenerle amor al arte”.
Agregó que con este trabajo se la pueden pasar todo un día en su espacio para fabricar las prendas, ya que las horas las disfrutan con un poco de música, mientras realizan sus actividades.
“El reconocimiento de nuestros clientes, es lo que nos alienta para seguir adelante, aunque la crisis por la pandemia nos ha frenado la producción”, expresó.
Los telares son máquinas artesanales utilizadas para tejer, donde se colocan hilos paralelos llamados, urdimbre que se ajustaban en los dos extremos para tensarlos.
Aunque en México, se utiliza para la fabricación de prendas que tienen que ver con parte de las tradiciones, el origen del telar tiene diferentes atribuciones.
De acuerdo con historiadores fue creado en China, en la época del emperador Amarillo; también, se dice que fue inventado por indígenas sudamericanos y otros especulan que fue desarrollado en el periodo neolítico, en la Mesopotamia