Hemos visto como ha habido cambios drásticos en la Bolsa Mexicana de Valores, como el peso ha subido y se ha depreciado conforme se dan noticias de la posible reforma al poder judicial y la homologación del poder legislativa con una mayoría absoluta.
Esto demuestra una sola cuestión: el Estado Constitucional de Derecho otorga no solo una seguridad personal sino en los mercados financieros la estabilidad de una moneda, en donde en gran medida, se mide con la posibilidad y la existencia de pesos y contrapesos en su sistema político.
En consecuencia, la independencia judicial es una herramienta fundamental para acreditar el Estado Constitucional de Derecho y con ello, los derechos de todas y de todos.
Parece que el sistema de justicia mexicano, es un sistema que necesita un gran cambio. Ni es perfecto ni transparente y se encuentra lejos de ser aquello que esperamos como sociedad, pero lo que hoy se pone en tela de juicio, es si el cambio nos llevará a una justicia o por el contrario a un retroceso.
Apenas se han iniciado los primeros bosquejos de lo que pudiera ser tanto las reformas constitucionales como los tintes del nuevo gobierno nacional.
No obstante, aquello que preocupa y ocupa como sociedad, es el respeto a las minorías como parte de una democracia necesaria de pesos y contrapesos, que nos impulse a un sistema democrático y constitucional nacional.
Recordemos que la mayoría se puede equivocar y la minoría puede no tener razón, pero nuestra obligación como sociedad, es otorgarle oportunidad y derecho tanto a una parte como a la otra de ser escuchada y participar en la toma de decisiones de nuestra nación.
Pensar lo contrario, nos llevaría a desparecer la idea de un país diverso y con ello a debilitar nuestra democracia.
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