Los milenarios Ahuehuetes del afluente del manantial de Ventoquipa, presentan un estado físico saludable y estable, pese a que el crecimiento urbano ha ido ganando terreno y se ha manifestado con algunas descargas de drenaje, que afortunadamente, son diluidas por el agua del manantial.
El director de ecología de Santiago Tulantepec, Juan Irving Rodríguez Alvarado, informó del estado de salud de los árboles y subrayó que no ha habido una situación que ponga en riesgo su integridad, salvo la problemática que se ha presentado por las descargas de aguas negras al afluente del manantial.
Comentó que el agua de manantial, que es constante, ayuda a que las aguas residuales se vean disminuidas, estimando que estas últimas abarcan el 30 por ciento de una parte del afluente del manantial.
Resaltó la fortaleza y la longevidad de los árboles, los cuales se estima pueden llegar a vivir entre 800 y 900 años, pero aún secos, el cuerpo maderable puede perdurar mucho más, tal es el caso del Árbol de la Noche Triste, que está seco pero aún existe su cuerpo maderable.
Destacó que esta especie casi no es susceptible a plagas, y su mayor riesgo vendría del humano, al querer talarlo, la contaminación de los afluentes o cuando ya están secos, los quieren quemar. Incluso, recordó que los abuelos decían, que hace años les querían prender fuego a los que están secos, pero se logró evitar, pues aún secos, son hogares de muchas especies.
Rodríguez Alvarado comentó que Ventoquipa tiene un aproximado de 25 Ahuehuetes en tallas diferentes, unos con más de 20 o 25 metros de altura y otros pequeños que se han sembrado, sin embargo, debido al pastoreo “no se han dado mucho”.
Comentó que uno de los principales beneficios que tiene ese árbol es la regulación de temperatura, ya que al ser un árbol grande y siempre verde, da sombra muy agradable, además de que son objeto de inspiración para leyendas e historias.
Incluso, dijo, hay una leyenda que dice que estos Ahuehuetes los mandó plantar Nezahualcóyotl, por lo que tienen una carga espiritual y ancestral; hasta su nombre es muy singular y lo describe muy bien, pues significa “El anciano que cuida el agua”.
El funcionario aseguró que el turismo que se da en Ventoquipa ha sido respetuoso con ellos, no teniendo registro de daño, pues las fogatas las hacen lejos, aunque es muy difícil que los puedan quemar por su excesiva humedad que tienen.
Finalmente, el encargado de la ecología en Tulantepec, dijo que hay un proyecto encaminando a redireccionar las descargas de drenaje y que el agua de manantial vaya purificando el área, para recuperar las especies acuáticas que se han perdido