Por Arturo Hernández Cordero

Desde que la Senadora Xóchitl Gálvez fuera designada como la futura candidata para contender en las elecciones presidenciales del 2024 en representación de la coalición opositora, una de las características menos favorables que más se le ha señalado a su discurso y precandidatura, es la falta de una identidad política clara a la que represente y defienda.
Y es que semana con semana, Xóchitl Gálvez Ruiz deja entrever que sus posturas políticas son endebles y a menudo cambiantes, según la ocasión. Un día se le ve defendiendo los ideales de la izquierda y diciéndose “marxista”, y al otro celebrando el triunfo libertario de Javier Milei en Argentina; así como también se le ha visto criticando los liderazgos de los partidos, a los que ahora representa para después retractarse y decirse completamente comprometida a colaborar con ellos.
De esta manera, tanto los simpatizantes opositores como los del oficialismo, empiezan a ver en el proyecto de Xóchitl Gálvez, una completa falta de fundamentos políticos, que den forma a su proyecto de nación. Sin embargo, esta falta de fundamentos, develan un problema aún mayor: la distancia ideológica entre el PRI, el PAN y el PRD no ha desaparecido aún y teniendo a Xóchitl Gálvez como pre candidata en común.
PRI, PAN y PRD han sido desde hace décadas, fuerzas políticas con fines e ideologías distintas (y a veces contrarias) y es su animadversión a AMLO y la 4T, el punto en común que ha hecho posible la existencia de la coalición, recayendo en Gálvez la difícil tarea de conciliar las posiciones distintas de los partidos con miras a ganar las elecciones del 2024.
En el proceso por lograr esa conciliación, Xóchitl Gálvez ha caído en contradicciones, que denotan la falta de identidad política y lo grande que le ha quedado tal encomienda.
Apelar a su origen popular y buscar el voto en contra de Morena, no le será suficiente a Gálvez para ganar en 2024. Necesitará echar mano de una audacia política (que hasta ahora no ha dado indicios de poseer), para consolidar un proyecto de nación con identidad que pueda resultar atractivo para la ciudadanía y que satisfaga los intereses de los partidos de su coalición.

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