Por Arturo Hernández Cordero

Ha llegado el 2022, y con él, se hace presente el escenario político más atípico y complejo que haya tenido lugar en la entidad desde hace varias décadas.
Y es que la posibilidad de que los hidalguenses den paso a la alternancia tras casi cien años de gobiernos priístas en la entidad.
MORENA parece tener un entorno favorable de cara a las próximas elecciones, encabezando de momento las preferencias según distintos sondeos llevados acabo en el Estado, y es el Senador Julio Menchaca la apuesta de la izquierda para contender por el ejecutivo estatal.
Del otro lado, el frente “Va por México” se ha decantado por la diputada Carolina Viggiano para hacer frente al empuje morenista y lograr conservar el Estado de Hidalgo para el PRI y sus aliados.
Dicho esto, ambos futuros contendientes tienen sus propios retos en sus respectivos partidos.
Por un lado, es cierto que existe escepticismo por parte de muchos morenistas al momento de concebir al Senador Julio Menchaca como una figura de peso y trayectoria dentro del partido.
No obstante, el ahora precandidato tiene la ardua tarea de reunirse municipio a municipio con la militancia de su partido y lograr el reconocimiento de los morenistas en las próximas semanas de precampaña. A su favor, cuenta con el respaldo sólido por parte de los dirigentes de MORENA a nivel estatal y nacional.
En el caso de Carolina Viggiano, la situación requiere de una labor diplomática titánica para aminorar las asperezas internas del PRI. Una significativa parte de la militancia priísta no ve con buenos ojos el ir en una coalición liderada por Acción Nacional, y se prevé que una parte significativa de la estructura priísta no respalde su candidatura.
La diputada tiene a su favor su liderazgo y proyección generalizada a nivel Estado, así como el apoyo de los dirigentes nacionales del frente “Va por México”, aunque debe buscar, si o si, alguna suerte de conciliación con la estructura estatal para acrecentar sus chances de lograr la titularidad ejecutiva en Hidalgo.
Será un año histórico para Hidalgo en el que deberá decantarse por la alternancia o la continuidad, pero de momento, hay más dudas que certezas en ambos frentes

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