El programa vial “Uno por Uno”, sí es obligatorio y se encuentra contemplado en el artículo sexto del Reglamento de Movilidad y Transporte, párrafo 20.
Sin embargo, de acuerdo con personas involucradas en percances, algunos agentes viales argumentan que no existe una obligatoriedad de ceder el paso en las esquinas.
Aunque, en términos generales, los uniformados refrendan lo establecido en dicho Reglamento, refieren que algunos automovilistas se molestan cuando les llaman la atención porque han omitido esta regla, en los cruces.
“Nos dicen que nos van a acusar con nuestros jefes o que hagamos bien nuestro trabajo; que no es obligatorio el Uno por Uno, entre otras cosas”.
Sin embargo –agregaron -, si no fuera por este programa vial, habría un mayor número de accidentes y más conflictos viales.
El proyecto comenzó en 1991, en la administración municipal de Aurelio Marín Huazo, cuando ya se presentaban conflictos viales, principalmente en el centro de la ciudad.
“Esta medida sin duda vino a facilitar la fluidez en las calles de Tulancingo. Adquirir semáforos era muy caro y sabíamos que esa no era la solución. Una ocasión fui a Aguascalientes y me di cuenta de cómo pasaban los vehículos en las calles de una esquina, primero uno y luego el otro, en forma ordenada”, expresó Marín Huazo.
Agregó que envió a quien era director de Policía y Tránsito, Enrique Cervantes Mayén, a Aguascalientes, para que viera cómo era la vialidad allá y se aplicara en Tulancingo, y así comenzó la historia.
El programa vial “Uno por Uno”, tuvo también un proceso de difusión y concientización –agregó el ex edil-, ya que también había que tomar en cuenta a quienes venían de otras ciudades o estados del país.
“Tuvimos el apoyo de los taxistas y también de un señor de apellido Tenorio, quien era el presidente de la CANACO y nos donó señalamientos”.
Hasta el momento, dicha medida ha sido bien aceptada por la ciudadanía, ya que algunos testimonios de la ciudadanía recabados por Ruta, en un recorrido por la ciudad, dan cuenta de ello.