Hemos visto escenas en los medios de comunicación que deben de ser consideradas catastróficas, pero parecen no tener el impacto tan grande como aquel que considero han producido.
El ver grupos criminales en las calles de nuestras ciudades siendo aplaudidos por la población que incluso considera que sería una forma de pacificar la zona donde habitan, pensar que el Estado ha sido tan ausente que se puede imaginar que un grupo delincuencial pudiera pretender ocupar el lugar que le compete al Estado debe de ser inimaginable
No obstante, la falta del Estado en una diversidad de lugares ha dado cabida a este fenómeno que lejos de poder ser considerado como una alternativa debe de espantarnos.
Imaginar un estado donde los criminales sean quienes tienen el control de la población y de lo que esta puedo o no hacer, implicaría regresar a un momento del más fuerte, donde la fuerza se encuentra secuestrada por un grupo que no tiene el mínimo respeto ni a la ciudadanía, ni a las leyes.
Lo anterior no implica vivir en un Estado autoritario puesto que todavía en ellos se pretende o se finge la existencia de normas para el comportamiento ciudadano.
No obstante, debemos de pensar en la presencia de un Estado fallido donde las normas ya no son atendidas y los grupos criminales consideran su justicia como su beneficio y a la población como parte de su poderío.
En tal sentido, es necesario que el Estado recupere el lugar que debe de tener dentro de la sociedad como protector y garante de derechos, teniendo el monopolio de la fuerza bajo las limitantes legislativas que implican que solo puede actuar bajo las restricciones normativas.
Si bien en el centro del país no hemos visto tal perdida del Estado Democratico de Derecho, nuestro país ha comenzado a ver mermado su Estado en distintas áreas lo cual debe de culminar de manera inmediate y retomar el Estado Constitucional de Derecho.
Lic. Juan Fernando González Espinosa
juanfer_lm@jfg