Como muchos ya sabrán, y si no lo saben les cuento de forma breve, que Eurovisión es uno de los espectáculos musicales más populares en la Unión Europea. Es un concurso de canto entre los países integrantes que se celebra cada año desde 1956.
En sus inicios, se utilizó como un medio para promover la paz y la armonía entre los países y su trasmisión fue un éxito para la televisión.
Hoy en día, también participan países fuera de la Unión Europea como Australia, Azerbaiyán e Israel y con ellos, se suman millones de espectadores de cualquier parte del mundo gracias al alcance de todas las plataformas de streaming.
Hay que mencionar que por este programa, han pasado grandes artistas internacionales reconocidos como Céline Dion, la agrupación ABBA, Olivia Newton-John que es protagonista de la película “Grease”; además de las integrantes del dúo t.A.T.u, y por supuesto uno de mis clásicos favoritos Domenico Modugno quien interpretó por primera vez la canción “Nel blu dipinto di blu”.
Para mí, el drama de Eurovisión surgió dos años atrás, a raíz del confinamiento y los gustos musicales de mi amigo Camille. Siendo originaria de otro continente, nunca había escuchado de dicho programa y no tenía idea de la importancia cultural que representaba para los franceses y en general, para los europeos. No todos, pero sí para un gran porcentaje.
Eurovisión es la competencia ideal si estás aprendiendo un nuevo idioma, porque su esencia es el cantar en idiomas nacionales. De ese modo, en las primeras décadas de Eurovisión, las canciones que dominaban eran en francés y con el paso de los años, el inglés se ha ido introduciendo, seguido de otros idiomas como el sueco, el italiano y el portugués.
Entonces, para poder entender un poco esta parte de la cultura musical europea, me bastó con un conocedor francés, un par de días frente al televisor con mucha botana, horas de té y una hoja de apuntes, para llevar el control porque ah, claro… No solamente es cuestión de observar, también es un acto de convivencia. Típico de franceses. Les explico:
El espectáculo se lleva a cabo cada año en un diferente país, que corresponde al ganador del año anterior. Este año se celebró en Turín, Italia, puesto a que el ganador del 2021 fue la agrupación “Måneskin”.
La idea base es observar el espectáculo en casa con la familia y los amigos. Ver las interpretaciones musicales de los participantes, que son de aproximadamente tres minutos cada una, uno por cada país. Debes marcar del 1 al 10 tus favoritos. Durante las presentaciones se pueden realizar diferentes juegos, porque en Eurovisión todo es posible.
No sabes si saldrá una mujer con barba y bigote o monstruos cantado metal. Hay mucho drama. Entonces puedes apostar si habrá presentaciones con fuego o bailarines o algún intérprete volará por los cielos. Normalmente, estos juegos son acompañados de castigos y alcohol.
Y si aún estas lo suficientemente sobrio para el final, debes procesar el conteo de los puntos que otorga cada país. Al favorito le dan 12 puntos y la puntuación se da en voz alta, tanto en inglés como en francés.
Parece fácil votar solo por tus favoritos y listo. Lo que debes saber es que aunque no se tratan temas políticos en el programa, si tienen influencia los países de mayor contribución financiera, por lo que Francia, Alemania, el Reino Unido, España e Italia, casi siempre están en los primeros lugares, así que debes tomarlos en cuenta para tus posiciones.
Tanto ha sido la fama de este concurso, que en el 2020 se realizó la comedia musical: “Eurovision Song Contest: The Story of Fire Saga”, una proyección que pone de manera exagerada pero divertida el proceso de los concursantes para llegar a Eurovisión.
Y aunque este año no pude disfrutar del espectáculo en compañía de mis amigos franceses, porque estaba en México bailando folklore, la cita se queda pendiente para el siguiente año que se celebrará en mayo 2023 en Ucrania, tras su victoria

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