·      Falla la propaganda oficial para los candidatos judiciales

·      No los atrae ni la oferta de convertirse en Benitos Juárez

·      De López Portillo a Sheinbaum: pedir a ricos para pobres

Los números no les dan.

Sea por desinformación, porque no se creen con aptitudes, porque desconfían del procedimiento o por incapacidad, no hay suficientes interesados en concursar para jueces, magistrados y ministros.

¿De dónde sacar algo así como 18 mil aspirantes para un cargo al cual no están preparados y legitimar la elección, si no tienen garantías y para colmo queda a juicio de comités de evaluación sin reglas claras?

Si hasta ayer había poco más de dos mil 400 para más de 800 posiciones -ojo: anotados en el gobierno federal, el Senado y la Corte-, no se ve cómo el gobierno cumpla su propósito de anotarse un éxito con la peor de las reformas judiciales.

¿Con nombres ficticios?

¿Con abogados sin carrera?

¿Cómo dijo Ricardo Monreal, con cualquier título?

Pero es el deseo de Andrés Manuel López Obrador avalado por Claudia Sheinbaum, ya es reforma constitucional (¡gracias, ministro Alberto Pérez Dayán, la patria lo recordará!) y todos deben obedecer.

En especial el Instituto Nacional Electoral (INE) de Guadalupe Taddei, con mucha doctrina y pocos recursos, pero obligada a someterse a los dictados de la 4t.

NO HAY 

BENITOS

JUAREZ

El aparato de Estado no para.

Pueden darse mil ejemplos, pero tomemos como paradigma lo dicho en Tabasco por Luisa María Alcalde -presidenta morenista en simbiosis con el gobierno-, donde llamó a tener muchos Benitos Juárez, como se dieran en macera.

Pero preguntemos algo:

¿Por qué no están interesados los licenciados en derecho con experiencia y conciencia de su destino histórico?

Anotemos algunos datos:

No están garantizados los salarios de justicia, mucho menos las prestaciones y no se diga seguros de vida para sus familias.

¿Quién se juega la vida, digamos en un proceso contra un narcotraficante o criminal, sin beneficio alguno para padres, hijos y esposa?

La máscara prometida no los protege si el propio sistema los desenmascara porque hay connivencia de autoridades con el crimen organizado y al salir del juzgado están a merced de cualquier disparo.

Pero en fin, la máquina del poder no para.

LA COSTUMBRE

DE PEDIR

1.- Primera oportunidad y primera gira.

Si Andrés Manuel López Obrador rechazó mil invitaciones y sólo fue en noviembre de 2023 a la APEC de San Francisco porque hablaría con Joe BidenClaudia Sheinbaum sí acudió a Brasil.

Dato al canto: desde ese 2023 la invasión de autos chinos es exponencial y ahora puede ser contraproducente, porque Donald Trump promete gravámenes hasta del ciento por ciento.

El alineamiento ideológico tiene su costo.

Ya se verá el resultado de la excusión de Sheinbaum para un viejo esquema: pedir dinero a los países ricos para donarlo en las naciones pobres, mecanismo fracasado desde octubre de 1981, cuando José López Portillo organizó la Reunión Norte-Sur en Cancún.

Nadie regala su dinero, aunque lo desperdicie en armas.

Y 2.- no está pleno.

Pero Acapulco es una locura porque han regresado las fiestas, las bodas, los eventos grandes como la presentación de Luis Miguel, el torneo internacional México Major Premier Padel, la Papagayo Biker Marathon y la L’Etape Acapulco Tour de France.

El gobierno de Evelyn Salgado quiere cerrar el año con el Tour del Sol para demostrar al mundo, como ella dice: “Acapulco está de pie tras los ciclones Otis John”.

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