En estos meses ha habido grandes cambios en nuestro Estado entre ellos aquellos en la Procuraduría de Justicia la cual esta a un paso de convertirse en una nueva Fiscalía, la cual hasta el momento se encuentra sin un titular constitucionalmente nombrado.
Sin embargo, la esperanza de la sociedad en un cambio en la procuración de justicia no ha disminuido, pero los cambios han sido lentos y no son sustanciales.
Todavía podemos ver en las Agencias del Ministerio Público a las personas a fuera de las oficinas esperando a ser atendidas ante las inclemencias del clima, siendo atendidas a través de lejanas citas las cuales en lugar de otorgar soluciones a los conflictos cansan a la sociedad y la invitan a no acudir a denunciar.
Sin duda, la idea de transparencia no ha permeado aun en los procesos penales puesto que, las oficinas cerradas ante las personas implican una oscuridad en los procesos y con ello una falta de confianza por parte de la sociedad.
No solamente las víctimas tienen derecho a formar parte del ingreso y de la posibilidad de una justicia, sino también aquellas personas que son acusadas puesto que, solo de una forma humanitaria que establezca a las partes procesales como personas con la finalidad de adquirir derechos desde el momento mismo de la entrada al recinto puede hacer que se sienta en la confianza de solucionar un conflicto.
Igualmente se olvida que la celeridad en los procesos es fundamental para garantizar el fin buscado que es la justicia, contra mayor se pierda mayor dificultad para obtener pruebas y lograr la verdad se obtendrá.
Por tanto, considero imperativo no solamente realizar un cambio en el nombre de la institución sino en la idea misma que ha permeado su actividad a lo largo de los años puesto que, solo de esa forma la sociedad podrá ver la justicia.
Lic. Juan Fernando González Espinosa
juanfer_lm@jfg