Por Arturo Hernández Cordero
Durante el último mes, simpatizantes, prensa y figuras políticas de la oposición, han emprendido una fuerte labor de posicionamiento político en favor de la Senadora panista Xóchitl Gálvez, quien se perfila para ser designada como la candidata del “Frente Amplio por México”, en el proceso electoral presidencial del 2024.
Si bien, el esfuerzo opositor por presentar a Gálvez como la opción idónea para derrotar a Morena ha sido destacable, lo que verdaderamente ha visibilizado a Gálvez de cara a la ciudadanía mexicana, han sido los embates en su contra emprendidos desde Palacio Nacional por el Presidente López Obrador y allegados.
Xóchitl Gálvez, parece de momento aquella figura política que los dirigentes opositores, Alito Moreno y Marko Cortés precisaban: un personaje mediático con una trayectoria política discreta y poco expuesta al escrutinio público (hasta ahora), que les permita llegar al 2024 conservando sus dirigencias con chances de obtener algún puesto político por la vía plurinominal.
Xóchitl Gálvez, a pesar de los esfuerzos del PRI y el PAN por proyectarla como una líder mesiánica y allegada al pueblo por medio de una narrativa populista y con la inocente intención de hacer de ella una contraparte opositora de AMLO, no tiene una fuerza política relevante por si misma, sino que la campaña a su favor es producto de una medida desesperada del “Frente Amplio por México”, por captar aunque sea un porcentaje residual del voto morenista.
Los dirigentes opositores son conscientes de que fracasaron en su intento de montar un ejercicio de oposición sólido, que les otorgara posibilidades en el 2024, y posicionando a Gálvez buscan ganar un poco de tiempo, aún perdiendo el voto conservador debido a las posturas progresistas de la Senadora.
En cuanto a las constantes menciones a Xóchitl Gálvez por parte del Presidente, estas parecen tener la intención de crear a un enemigo común para los simpatizantes morenistas independientemente del aspirante que apoyen y aminorar la confrontación que el proceso interno de Morena, ha generado, pues el oficialismo no necesita más división a falta de poco más de un mes para develar a su candidato.