Los trastornos del sueño están ligados a la vida cotidiana de las personas, ya sean por estrés, exceso de trabajo o temor a ser despedidos, exámenes finales de la escuela o conflictos familiares, entre otros.
De acuerdo con especialistas, el Covid-19, para quienes han tenido síntomas o presentado la enfermedad, repercute directamente en el insomnio, pesadillas, sudoraciones, sobre saltos y la parálisis del sueño, también definida metafóricamente, como: “Cuando se te sube el muerto”.
Todos, alguna vez, hemos tenido una experiencia de esta índole, que consiste en una afección, en la que la persona no puede moverse ni hablar cuando apenas se queda dormida o al despertar, incluso se puede percatar de los que ocurre alrededor.
Ruta, entrevistó a personas de diferentes edades y prácticamente todos presentan alteraciones mientras duermen.
La mayoría, coincidió en que de repente están a punto de conciliar el sueño y sienten que caen al vacío, por lo que despiertan sobresaltados, literalmente como si dieran un brinco.
También, dijeron que ante el temor de contagiarse del nuevo coronavirus o de que algún familiar cercano adquiera esta enfermedad, son frecuentes los sueños en torno a la muerte de un ser querido, por lo que despiertan a cualquier hora de la madrugada, además, respecto a la parálisis del sueño la describen como una experiencia aterradora.
Salvador Rivera Mosqueda, psicoanalista y especialista en trastornos del sueño, dio a conocer que durante esta pandemia las alteraciones al dormir, incrementaron considerablemente debido a angustia, estrés y la incertidumbre que genera no saber lo que va a pasar, ya sea con la salud, la economía o el empleo, lo cual, también, causa insomnio.
Destacó que hay personas que hablan mientras duermen porque seguramente durante el día han callado algunas situaciones o hay sobresaltos.
“Hay sueños interrumpidos por falta de aire, lo que se conoce como apnea o también hay gente que duerme, pero su sueño no es profundo y durante el día, la persona anda con alteraciones nerviosas, incremento de ansiedad que se caracteriza por sudoración en manos, taquicardia y crisis de pánico”.
Los sobresaltos, dijo el entrevistado, es algo muy común que deriva del exceso de cansancio y a la vez, hay una relajación muy profunda, por lo que hay algunas modificaciones en el sistema nervioso, el cual trabaja por medio de impulsos eléctricos y tal cual se da, como un “chipazo” que antecede al brinco.
En cuanto a las pesadillas, dijo, durante esta pandemia suelen ser constantes. “Los sueños también son parte de una serie de asociaciones de lo que se vivió en el día, durante la pandemia hubo noticias e imágenes muy fuertes, incluso amarillistas, que generaban una imaginación donde las personas se veían reflejadas en quienes morían, perdían a un ser querido o estaban hospitalizadas, en la carencia del dinero o nos veíamos reflejados en la incertidumbre. El grado de angustia se conecta con el cerebro y en el sueño, se revelan imágenes nada gratas que suelen prolongarse durante el día.
Para ello, recomendó no dejarse llevar por la especulación, ni siquiera con lo que pudiera ser la interpretación de los sueños, ya que no tienen sustento científico alguno.
Y de la parálisis del sueño, Rivera Mosquera definió este término como un estado de catalepsia. “El cuerpo se relaja de una forma tan profunda, de tal manera que llega a anestesiarse a través de una serie de neurotransmisores y cuando se requiere hacer de algún movimiento por mínimo que sea, va a haber una incapacidad”.
“El tener fe, el creer que va uno a estar bien, genera calma, por lo que en esos momentos debemos dejar de forcejear, ya que no va a pasar nada, es un estado pasajero y lo que podemos hacer, es soltar el cuerpo y respirar profundamente”.
Finalmente, el psicoanalista hizo algunas recomendaciones para conciliar el sueño y evitar trastornos de este, como realizar las actividades cotidianas una hora antes de dormir, bañarse, tomar agua, lavarse los dientes, no dar muchas vueltas estando acostado y no estar mirando constantemente el reloj