El próximo año, Hidalgo afrontará un proceso electoral que determinará atípico en su historia. Hablamos de un escenario que genera una incertidumbre sin precedentes en el Estado, y es que, por primera vez en casi un siglo (desde 1929), el PRI se enfrenta a un panorama muy adverso en un Estado en el que siempre había fungido como partido hegemónico: otrora acostumbrado a ostentar el poder en la gran mayoría de los municipios del Estado, actualmente solo lo hace en 32 de los 84 municipios, lejos de tener la mayoría electa en el Congreso del Estado, y con una estructura profundamente dividida desde hace cuando menos un sexenio.
Hidalgo es uno de los últimos bastiones ostentados por el partido tricolor, un Estado que, incluso ya bien entrada la ola morenista en el país, ratificó en el año 2016 su confianza al PRI para ostentar el Poder Ejecutivo. En Hidalgo, durante casi un siglo existió una fidelidad férrea de la población con respecto al partido tricolor, era de hecho, parte de la identidad política hidalguense la afinidad a los ideales priístas, la cual solo era comparable a nivel nacional con la existente en el Estado de México y Coahuila. No obstante, esta afinidad se ha ido desquebrajando, la irrupción de MORENA en el escenario político ha hecho mella en las preferencias políticas de los hidalguenses.
No obstante, no todo es color de rosa para la oposición morenista, pues es preciso recordar, que, hasta no demostrarse lo contrario, el gobernador del Estado de Hidalgo, Omar Fayad es aún priísta, con toda la ventaja institucional que para el PRI supone este hecho, además, los tres municipios más poblados y determinantes del Estado (Pachuca, Mineral de la Reforma y Tulancingo) tienen ayuntamientos priístas. Hay que preguntarse ¿podrá el PRI Estatal cerrar filas y recuperar algo de legitimidad popular de cara a las próximas elecciones en el Estado? Además ¿existe alguna figura morenista que le represente algo a la sociedad hidalguense con el suficiente peso para derrotar el PRI por primera vez en casi 100 años?, El escenario es más incierto de lo que pudiera pensarse, incluso el PRI en su peor momento en la entidad, puede dar el golpe de autoridad