El próximo domingo dos de junio, se marcará un parteaguas para la economía y democracia en México, pues es evidente que se escribirá un nuevo capítulo en la historia de nuestro país, al contar con la primera mujer presidenta.
El destino de la economía y la democracia están profundamente ligados, pues a través del sistema democrático nacional, se es posible la alternancia, en donde los estandartes que han convencido millones de mexicanos han sido la promesa de hacer crecer la economía y reducir las desigualdades sociales en el país.
A nivel nacional la fortaleza macroeconómica, reconocida por las agencias calificadoras, resaltan la confianza en la inversión y estabilidad cambiaría, lo cual anticipa un equilibrio económico y político que promete la continuidad a la política económica actual y por ende a Morena en el gobierno por lo menos un sexenio más.
Estos datos, junto con el crecimiento del Índice de Confianza del Consumidor, el porcentaje más bajo de desempleo y el incremento de 90 por ciento en términos reales al salario mínimo desde 2018, son algunos de los factores que determinarán la elección presidencial; esto derivado que cuando una persona percibe avances en la economía, las posibilidades de votar en contra del partido gobernante, son mínimas.
El próximo 2 de junio se realizará la votación en la que podrán participar casi 100 millones de mexicanos, por quienes se postulan a más de 20 mil cargos públicos, definiendo quién será la próxima Presidenta de México; quién gobernará en la ciudad capital; quienes encabezarán los gobiernos de 9 entidades de la República y de múltiples municipios y alcaldías del país, además de cómo quedarán constituidas las fuerzas político partidistas en el Congreso de la Unión.
Por tal motivo y mirando más allá, a través del sufragio, la sociedad mexicana elegirá y definirá el modelo político y económico a seguir en el futuro inmediato. Ante ello, a través de estas líneas, exhorto a ustedes, amigos lectores, para que analicen de manera seria, y con alto grado de responsabilidad; a quién o qué proyecto será el que favorecerán con su voto, invitándolos en todo momento a comparar las propuestas que les ofrecen como alternativas de solución a los problemas de su entorno inmediato y nacional, eligiendo de manera objetiva y con lupa de bien común.
Seamos ciudadanos responsables, y ejerzamos con responsabilidad, compromiso y amor a nuestro país nuestro derecho al sufragio, sin importar los colores de cualquier partido político. Revisa las propuestas y elige a quienes creas que tienen un proyecto bien armado, real y alcanzable; marca la opción por quién tu decidas, pero ve y ejerce tu derecho al voto.