En un 50 por ciento, incrementan las ventas en el comercio local de Tulancingo, específicamente en tiendas de abarrotes al mayoreo por la cosecha del café.
Así lo dio a conocer, Adolfo Hernández Fernández, tesorero de Productores, Introductores de Frutas, Semillas y Abarrotes (PIFSAL), ya que a esta central de abasto acuden comerciantes de diferentes localidades de las sierras Otomí-Tepehua, de Hidalgo; Norte de Puebla y Norte de Veracruz.
“Quizás donde más se puede apreciar este tipo de incrementos en las ventas, es la Central de Abasto, ya que es un punto clave para los consumidores y mayoristas, de San Bartolo Tutotepec, Huehuetla y Tenango de Doria, entre otras zonas de la serranía.
Sin embargo, puntualizó que todo depende, también, del precio en que este grano se cotiza.
Algunos cafetaleros han tenido pérdidas en los últimos años, ya que se ha importado café de Indonesia, cuyo precio es menor al de México, aunque, de igual manera, la calidad es por debajo del que se produce en dichas regiones.
Además, los productores están a expensas del clima, es decir, alguna helada o nevada, pueden afectar considerablemente las plantas de los cafetales y acabar con el producto que habrá de cosecharse.
“Pese a que ya no es como antes, que se cosechaba mucho café, todavía genera un gran movimiento comercial principalmente en los meses de noviembre y diciembre, lo cual se puede ver reflejado en la economía de Tulancingo ya que quienes vienen a abastecerse, también acuden a restaurantes o a otros centros comerciales”, destacó Hernández Fernández.
El precio del café, se cotiza de acuerdo con el cierre de la Bolsa de Valores de Nueva York, y su precio se calcula con las posiciones bursátiles a meses posteriores, principalmente para las exportaciones.
El precio a negociaciones futuras depende de otros factores, como la estabilidad económica de los países cafetaleros, situaciones políticas, paz social y cuestiones que tienen que ver con la seguridad o inseguridad.
Actualmente, a inicios de la cosecha, el café cereza, es decir, el recién cosechado, tiene un costo de seis pesos.
El café pergamino y oro, que ya se encuentra seco y listo para el tostado, tiene un valor de aproximadamente 50 pesos, mientras que el café “escurrido”, que aún no cuenta con los procesos de lavado y que todavía tiene la cáscara, cuesta 25 pesos.
Estos precios están sujetos a cambios incluso en un mismo día; sin embargo, aún constituye un importante bastión económico, que repercute en las regiones de Tulancingo y en su caso, en la región de Pachuca, por el café que proviene de la Huasteca Hidalguense.