En Tulancingo, se observan a por lo menos a cinco indigentes que caminan por las calles, al margen de carreteras o simplemente deambulan sin dirección.
Para ellos, no existe el día ni la noche, aunque en sus miradas reflejan un rictus de dolor, preocupados por tan solo comer o con que taparse el cuerpo para protegerse del frío o la lluvia.
Algunos se ven en muy malas condiciones de salud. No usan cubrebocas, ignoraran lo que es la sana distancia o desconocen lo que es el gel.
Son proclives a los contagios por Covid-19 o de igual manera, pueden ser medio de la propagación de este virus.
Sin embargo, de acuerdo con personal de la dirección de Sanidad municipal, es muy difícil que tengan acceso a las vacunas contra esta enfermedad, a menos que algún familiar se haga responsable de llevarlos a los módulos.
En una entrevista concedida a Ruta el 12 de julio de este año, la directora del área de Primer Contacto del DIF municipal, Yolanda Veytia, reconoció que no existe algún programa para atender el tema de los indigentes.
Por lo que se refiere a personas discapacitadas, que se desplazan a través de una silla de ruedas o son ciegas y que viven en situación de calle, la delegación en Tulancingo de la Secretaría del Bienestar a cargo de Mili Batalla, informó que existe la opción de que cuando no tienen el acceso a la CURP o documentos oficiales, existe un formato (provisional) y con ello pueden recibir la dosis.
Sin embargo, no fueron aplicadas vacunas para aquellas personas que están mal de sus facultades mentales, además de que no existe un censo de quienes viven en estas condiciones