La situación en Oriente Medio encontró su momento de mayor tensión a finales de la semana antepasada cuando la República Islámica de Irán atacara con drones y misiles balísticos territorio israelí y este último repeliera el ataque con relativa facilidad.
Tras el ataque, se esperaba una severa respuesta por parte de Israel, no obstante, la renuencia por parte del presidente estadounidense Joe Biden, de respaldar cualquier acción militar a gran escala llevada acabo por el gobierno de Benjamin Netanyahu, hizo desistir a Israel de llevar acabo un ataque masivo en contra la nación persa.
A pesar de no asestar el ataque masivo a Irán que el Estado de Israel esperaba, se efectuó el 19 de abril un ataque leve en contra de objetivos militares de Irán, ante lo cual, el régimen de los Ayatolás no emitió respuesta militar alguna y así, momentáneamente se ha detenido la escalada de tensiones.
Irán e Israel parecen haber llegado a un punto muerto en la especie de “guerra fría”, en la que ambas naciones han incursionado. Irán se ha limitado a amedrentar a Israel y a financiar a organizaciones terroristas como Hezbollah o Hamás al saberse en clara inferioridad tecnológica con respecto a Israel, mientras que este, por su parte, sabe que aún con sus defensas áreas de última generación, no le sería factible asumir una guerra directa en contra del ejército mas grande de Oriente Medio.
Además, el pulso sostenido por persas e israelíes se sustenta fundamentalmente en el sistema de alianzas que se ha gestado en la región, las cuales se han visto comprometidas dados los recientes acontecimientos: Israel ha visto mancilladas sus relaciones con sus aliados árabes debido a los crímenes de guerra en contra de Palestina, aunado a la evidente mala relación entre el Primer Ministro Netanyahu y el presidente Joe Biden. Por su parte, Rusia el mayor aliado de Irán, se encuentra librando una guerra en curso y no podría brindarle un apoyo militar considerable.
La abrupta desaceleración en el conflicto persa-israelí es consecuencia de lo endeble que se perciben las alianzas formadas, y a día de hoy, se ve lejos una guerra directa entre ambos países sin la intervención de sus aliados.