Una de las figuras de mayor amor y protección en nuestro sistema jurídico mexicano es sin lugar a dudas la adopción, a través de esta se logra que una persona se convierta en hija o hijo de otra o de otras.

En primer punto, he de mencionar que es de las figuras de mayor protección en nuestro sistema jurídico puesto que, el Estado es el encargo de salvaguardar a la infancia a través de diversos sistemas que permitan garantizar que las personas o persona que adopte a un menor de edad sean idóneas para poder cuidar y garantizar los derechos de los infantes.

Sin embargo, los procesos de adopción en nuestro país si bien se han realizado en pro de garantizar los derechos de la infancia se ha convertido en procesos tardados y difíciles de lograr para quienes pretenden realizarlo.

Por tanto, se han vuelto ineficaces e ineficientes para el fin perseguido, es necesario sin lugar a dudas lograr que el proceso se logre con la mayor garantía de derechos y en el menor tiempo posible puesto que, de lo contrario vuelve nugatorio el derecho tanto del menor como de los adoptantes a tener una familia.

En segundo punto, la adopción ha aumentado en gran medida al número de personas que pueden adoptar puesto que no solamente las personas casadas sino inclusos solteras pueden adoptar.

Lo anterior es fundamental puesto que, aquello que es relevante en la adopción no es el estado civil de una persona para poder adoptar a un infante sino el potencial para ser un buen padre o madre en el sentido de poder atender a un infante.

En consecuencia, aquello que se pretende es que el hogar que reciba al niño o niña sea el idóneo para que crezca lleno de amor y protección, y la adopción es sin dudas una institución tan noble y tan importante en el mundo que nace por amor y se consolida solo mediante el derecho para proteger a quienes la integran.

Lic. Juan Fernando González Espinosa

juanfer_lm@jfg

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