La capilla de “Nuestro Señor de la Expiración”, de acuerdo con información proporcionada por la Arquidiócesis de Tulancingo, es una de las más antiguas del continente Americano.
Dicha ermita, cuya fiesta anual es en marzo, se encuentra ubicada en el antiguo barrio de Zapotlán de Allende, específicamente en la calle Miguel Lerdo de Tejada, en las inmediaciones del panteón San Miguel.
Fue construida por Fray Juan de Padilla, en el año 1527, y pertenece a la orden católica de los Franciscanos.
El lugar ha sido motivo de restauración; sin embargo, la esencia no se ha perdido. Es pequeño, apenas caben unas bancas en el monumento.
Este recinto se dice que forma parte del turismo religioso, por la historia que encierra, ya que fue eje fundamental en los tiempos de la colonia, además de que desde este punto salieron los evangelizadores del Valle de Tulancingo a otras tierras y los franciscanos emprendieron sus expediciones a distintas partes de Hidalgo y otras regiones del país.
Este lugar histórico, uno de los protegidos por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). No obstante, tuvo una reconstrucción, donde se dice, se perdió toda la originalidad de su época.
Actualmente, su estructura consiste en un ábside (parte posterior del altar mayor de las iglesias) con muros de mampostería, una cúpula que se alza con una linternilla y una base que sostiene las campanas que, se dice, se mantienen ahí desde su fundación.
Su fachada se hizo con piedra, lodo y tezontle, además de que sostiene un arco de cantera, con un par de columnas de este mismo material.
También, cuenta con piso de mosaico, muros con cal y pintados, a los cuales se les nota otra vez la humedad y el paso del tiempo. Tiene dos repisas laterales y en el área del presbiterio está el piso de duela o madera, pero está desnivelado.