Tulancingo vio el corte de un debate, respecto de las candidatas a la presidencia municipal. Las acusaciones del motivo han sido diversas, mismas que hasta este momento, no se han acreditado.
Sin embargo, lo cierto es que la democracia, hoy interrumpió una transmisión en vivo respecto de un debate esperado por la sociedad.
En tal sentido, me parece importante resaltar varias cosas. En primer punto, la puntualidad y el respeto hacia la ciudadanía para la incorporación a los debates. Si bien el derecho de todas las candidatas y el candidato, es ser escuchados y poder debatir, también lo es que el deber de los mismos, es encontrarse en el momento, lugar y hora indicados, puesto que existe un bien superior, que es el derecho de la ciudadanía a escuchar dichas propuestas.
En segundo punto, parece algo gravísimo que se haya denunciado que existieran porras, que impidieran la entrada a las contendientes, puesto que de ser cierto, no solamente implica una falta de organización por parte del árbitro electoral, sino ingobernabilidad dentro del propio recinto democrático.
En consecuencia, por supuesto que se debe de investigar y sancionar, no solamente a las porras sino al propio órgano electoral del control y gestión.
En ese mismo sentido, las acusaciones respecto a una dilación innecesaria, para que las candidatas y el candidato pudieran ingresar con la finalidad de impedirles arribar al debate, parecen no solo un verdadero escándalo sino de ser cierto, ameritaría poner en tela de juicio al árbitro electoral en esta elección y dudar incluso de quien va a resguardar, proteger y contar la elección municipal.
Por tanto, el Instituto Estatal Electoral tiene una obligación fundamental, que es aclarar toda esta problemática y garantizar no solo la transparencia y la seguridad de las y el candidato, sino de la propia contienda y retomar una confianza que hoy parece quebrantada.
juanfer_lm@jfg