La era digital ha traído grandes ventajas para nuestra sociedad, entre ellas una interconexión mucho más efectiva y eficiente, que da como resultados procesos más rápidos.
Sin embargo, en poco se ha avanzado en materia jurídica. Al respecto si bien en gran medida se ha señalado la falta de modificaciones legislativas, lo cierto es que para que exista un cambio digital en la justicia, es necesaria la inversión de un gran número de recursos tanto económicos como humanos para hacerlo posible.
La pandemia fue un momento fundamental para hacernos entender de la importancia que tiene la justicia digital y de los grandes retos que tenemos como nación y como Estado, desde la imposibilidad que tiene un gran número de connacionales, para poder acceder al internet de calidad hasta la reticencia que tiene el propio Estado, para hacerse cargo de una justicia digital.
Pensar en un sistema que permita no solo conocer en tiempo real, la ubicación de los expedientes, sino que también se notifiquen las resoluciones cual si fueran mensajes de telefonía, que son no solo más seguros y confiables, sino que más rápidos y eficientes, hasta evitar grandes aglomeraciones y filas interminables para ingresar una promoción.
Incluso la posibilidad de realizar actuaciones judiciales a distancia, con la finalidad de evitar el tránsito o la imposibilidad de arribar a un lugar.
Sin embargo, no todo es una fantasía hecha realidad. Lo cierto es que las y los abogados, así como gran parte de quienes son usuarios de nuestros sistemas de justicia, no confían en la totalidad ha estos sistemas, por fallas que han demostrado y por ineficiencia en su aplicación.
Ello no implica que no se deba de continuar con una labor de digitalización, sino que el Estado debe de garantizar no solo mayor transparencia sino accesibilidad. Si este es el futuro de la justicia, debe +ser accesible para todas y todos.
Jfernandoge1@gmail.com