Se ha debatido en gran medida por cuanto hace a la reforma judicial, la necesidad de la austeridad del poder judicial federal, pero es necesario preguntarnos respecto del presupuesto de la justicia.

Hemos señalado en diversas columnas, que los derechos cuestan y cuestan al presupuesto. En tanto mayor sea la inversión, comúnmente mayor es el beneficio y parece que en el caso de la justicia, no es la excepción.

En tal sentido, no podemos pedir una justicia pronta, expedita y correcta cuando no tenemos una inversión suficiente en el personal ni en las instalaciones y mucho menos, en los recursos para ello.

Sin embargo, leo ahora con preocupación que una de las mayores propuestas es reducir el presupuesto en los tribunales especialmente en los federales.

Uno de los baluartes de la justicia en México es el juicio de amparo, mismo que debemos acercar más a la población, lo cual no solamente es difícil sino imposible cuando en nuestro Estado, los únicos juzgados federales se encuentran en la capital de Hidalgo y cuando solamente existen cuatro, para toda una entidad.

Si bien pueden existir gastos superfluos los cuales sin duda deben de ser eliminados, lo cierto es que la inversión directa a la justicia, como es en los recursos y en un personal capacitado, no debe ser reducida por el contrario se requiere aumentar.

Los fideicomisos del Poder Judicial de la Federación, en gran medida garantizan esa estabilidad no solo de sus trabajadores sino de la seguridad, incluso de muchos de ellos que deben de enfrentarse mediante sentencias firmes, a todo grupo de poder en nuestro país y no solo deben de permanecer sino se deben de reforzar.

Lo anterior en virtud de que dicha inversión es parte esencial de la justicia y garantiza un mejor país para todos.

jfernandoge1@gmail.com

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