No es cosa menor el ofrecimiento del presidente, Andrés Manuel López Obrador de dar asilo político en México a Julián Assange, considerado como uno de los objetivos estratégicos a eliminar por parte de Estados Unidos por el periodismo crítico que ejerció al liberar documentos considerados de “seguridad de estado” para ese país.

Esta posibilidad abre un abanico grande de interpretaciones que sitúa a México en el centro de la atención mundial. No obstante, ¿Esta oferta fortalece el papel de México en el extranjero o la debilita? ¿El gobierno mexicano está dispuesto a pagar los costos políticos por esta decisión? ¿Es el momento indicado justo al término de la administración Trump e inicio del gobierno de Biden? ¿Afectará la relación bilateral el hecho de brindar asilo a un enemigo del gobierno de Estados Unidos?

Lo que es un hecho es que el periodismo internacional tiene un antes y un después de Assange y WikiLeaks. Porque a partir de los documentos clasificados que se conocieron se pudo develar el comportamiento no ético de algunos gobiernos. En particular, WikiLeaks se concentró en la actividad exterior de los Estados Unidos, ​en relación con las guerras de Irak y de Afganistán.

Por ese motivo para el gobierno norteamericano, Assange es un conspirador quien de ser juzgado en ese país obtendría la pena de muerte por poner en riesgo la seguridad nacional, como lo han manifestado las autoridades de aquella nación.  

En ese sentido, sorprende la invitación de AMLO para que México le brinde asilo al periodista que puso al descubierto el peor lado de la política imperial de Estados Unidos en conflictos internacionales.

Sin embargo, no es la primera vez que México adopta un rol contrario a los intereses internacionales de Norteamérica. Por ejemplo, el asilo a Evo Morales en 2019 frente al golpe de estado de la derecha en Bolivia, fue un hecho arriesgado porque aquella revuelta no se pudo hacer sin la intervención o al menos el beneplácito de Estados Unidos.

Otro momento que marcó distancia y/o prudencia es que México no saludó el triunfo de Baiden, tan rápido como algunos consideraban pertinente. Por el contrario, esperó a que dicho plazo se oficializara en las instancias judiciales. Lo cual parecía un rechazo al presidente electo y un respaldo al saliente Trump. Lo anterior, al menos es considerado como un inicio con el “pie izquierdo” con el nuevo gobierno de Biden

Ahora, la propuesta de dar asilo a Julián Assange, es otra forma de desafiar la política exterior de Estados Unidos, porque nuestro vecino del norte ha realizado todo tipo de acciones para que le envíen a Assange y condenarlo a muerte. Assange vivió asilado en la embajada de Ecuador de 2012 hasta 2019 (hasta que Lenin Moreno, presidente de Ecuador lo expulsó, posiblemente a pedido de EU), sufrió un intento de secuestro (posiblemente mediado por EU). Actualmente estaba encarcelado en Gran Bretaña y recientemente una jueza negó su extradición a EU.

¿Qué se puede decir de México y su política exterior? Es claro que se tiene un panorama más amplio y que en el horizonte se ve a China y Rusia con cada vez más presencia internacional, una Europa con cierto peso y un EU venido menos y con problemas domésticos por el aferramiento al poder del neofascista Trump.

El presidente López Obrador conoce bien la historia de México y su tradición en la política de asilos (españoles en 1939-1942, durante la guerra civil española; argentinos en 1974; Trotsky en 1937, Fidel Castro en 1955, la familia de Salvador Allende en los 70´s, etc.). Por lo visto, hay una clara voluntad política para recuperar esa tradición.

@2010_enrique

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