Con la victoria de Trump en nuestro vecino país del norte, implicará interesantes tendencias mundiales.
En primer punto, sin duda fue histórico por ser un presidente reelecto, así como sus ideales que parecieran neoliberales, pero no tan liberales.
En tal sentido, el mundo pareciera se polariza ahora no en bandos por países que sostienen ideologías, sino de grupos dentro de países que sostienen diversas ideologías lo que parece sin duda parte de una globalización.
Lo anterior no implica que en el pasado ello no ocurriera, sino que la división al interior de los países no fuera tal, que permitiera ser distinguida incluso desde planos internacionales o que las comunicaciones no fueran tan eficaces, que impidieran conocerlas.
Hoy el mudo ha cambiado. Los problemas han evolucionado y las soluciones que se plantean cada día, son más complejas puesto que, por un lado, mientras existe el populismo que pretende garantizar la existencia de soluciones simples a temas complejos, pretenden no solo confundir a las personas sino engañarlos haciendo pensar que no se ha solucionado aquello que pudiera ser arreglado con la simple voluntad de una persona.
No obstante, ello es exageradamente peligroso puesto que la consecuencia implica dotar a una persona, del poder para decidir todo tomando en consideración que aquello que decida fuese bueno o malo.
En tal sentido, lo que pretende iniciar como un populismo, puede culminar como un coto de poder demasiado arriesgada para la ciudadanía, puesto que si el gobierno garantiza que con la voluntad del gobernante se puede solucionar cualquier problema, cuando ello no ocurre podríamos aceptar el error colectivo o interpretar que lo que se necesita, es otorgar el poder suficiente al gobernante.
Sin embargo, la segunda opción es tan peligrosa que implicaría dotar de un poder cuasi absoluto a una persona, cuestión que parece se pretende en esta reelección.
jfernandoge1@gmail.com