Tras la derrota electoral del PRI en la elección presidencial del año 2000, muchos analistas consideraron que ese partido tendría los días contados. Su razonamiento se basaba en que ese partido había nacido en el poder y no sabría como sobrevivir en la oposición.
Los días negros del PRI pasaron con lentitud, pero la experiencia acumulada les alcanzó para reorganizarse; 12 años después de esa dolorosa derrota, regresaron al poder desde la administración federal en la figura de Enrique Peña Nieto.
En ese lapso el partido vivió un proceso de metamorfosis muy peculiar. El poder federal se desagregó en los estados y en la prensa nacional, empezaron a citar a los gobernadores del PRI como los virreyes de sus propias entidades.
De tal suerte que aquella ferviente disciplina, que era capaz de alinear a todos los actores políticos a nivel nacional, se redujo a pequeños cotos locales. De esta manera, se puede entender que unos estados sean muy significativos para el partido más longevo del país. Entre ellos, el estado de México catalogado como “bastión electoral y financiero” del partido creado por Plutarco Elías Calles.
Lo anterior viene a cuenta porque otro estado significativo para el priísmo nacional, es Hidalgo. Aunque con menor peso político, lo representativo de la entidad se encuentra en el semillero de liderazgos que han surgido desde esta tierra.
Pues bien, con estos antecedentes es de llamar la atención que los grupos locales del PRI, se confronten con sus pares a nivel nacional. De tal manera que es muy claro vaticinar un rompimiento en el corto plazo.
Por su lado, en el Comité Ejecutivo Nacional del PRI, una hidalguense da rienda suelta a sus ambiciones desde la secretaría general; Carolina Viggiano, no solo pretende tener el control político estatal cuando tradicionalmente esa dádiva le pertenece al gobernador, sino que además quiere ser la próxima candidata al gobierno.
En su afán, Viggiano busca ser favorecida con el género para que por primera vez una mujer priísta, sea aspirante al gobierno de Hidalgo. Su camino parece sencillo porque desde su actual posición tiene amplia influencia en aquel instituto político.
No obstante, el primer obstáculo está dentro de casa porque el gobernador Fayad tiene otros planes. Por lo visto, el actual mandatario pretende impulsar a Israel Félix a la candidatura al gobierno en el 2022, impulsado desde las bases locales y muy probablemente sin el apoyo del CEN.
De tal suerte que se avecina un choque de trenes de alta magnitud y lo curioso es que desde cualquier bando, hay muchas cuentas pendientes. Es decir, mientras Viggiano puede instrumentar una dura estrategia para descalificar a su contrincante, el actual presidente municipal de Mineral de la Reforma, éste también tiene materia para señalar a la oriunda de Tepehuacán de Guerrero.
Dentro de esta “rebelión en la granja”, valdrá mucho la pena conocer la conclusión. Es decir, quién se queda con la candidatura del otrora partido dominante de México. Porque están en juego muchos elementos. Pero sobre todo el poder tradicional del PRI, que desde hace años se concentra en lo local. Faltan unos meses para conocer la conclusión de esta pequeña rebelión.
@2010_enrique