Siempre he considerado que una de las cosas más importantes de la democracia, es que no hay vencidos ni vencedores, sino representantes por mayoría y por minoría, pero lo que no puede faltar es la representación de todas y todos.

Sin duda las pasadas elecciones marcarán la ruta nacional para el próximo gobierno y sin duda para la política de nuestro país y ello será una consecuencia de las decisiones de todas y todos que los votantes emitimos el día 2 de junio.

En consecuencia, se debe de respetar esa decisión emitida por las y los votantes en todas sus dimensiones, tanto aquella donde la mayoría obtuvo su victoria como donde no.

Por tanto, si su la mayoría tuvo una votación mayoritaria para el Congreso de un 54%, ello implica que el resto del porcentaje concuerda con un pensamiento diverso y también tienen derecho a ser reconocidos y ser representados en el mismo porcentaje, que votaron por sus representantes.

En tal sentido, como dije en un principio, las votaciones se respetan tanto en las minorías como las mayorías y cada voto tiene el mismo valor, sin importar el partido o grupo al que hayan emitido dicho sufragio.

En consecuencia, es ilógico querer otorgar una sobrerrepresentación de casi el 70% a una alianza que no lo reflejo en las elecciones, porque ello implicaría dejar de visualizar gran cantidad de votos, que fueron emitidos en las urnas en favor de otros partidos y grupos, pero lo más importante es que con ello, implicaría no representar a un gran número de votantes que tomaron una decisión y que como tal, debe de ser respetada.

Ello es parte de la democracia, el comprender que aun en las victorias no hay ganadores sino representantes de un todo y ello implica hacer el trabajo más importante de una sociedad: respetar y reconocer tanto a las minorías como a las mayorías, porque esto es la sociedad mexicana.

jfernandoge1@admin-web

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