Con la espada desenvainada llegó el pasado fin de semana el nuevo e impuesto dirigente del PRI estatal. Ese atropellado arribo, tiene verificativo una vez que varios perfiles de la dirigencia local, 15 alcaldes, 70 regidores y 8 diputados locales, renunciaron a su militancia priísta.
Lo anterior, alentado (de alguna manera), por la renuncia del ex gobernador Omar Fayad a sus 40 años dentro de las filas del tricolor.
Esta desbandada de políticos y dirigentes se debe a una especie de rebeldía entre la esfera nacional y la estatal. Pero en particular entre dos perfiles que se confrontaron con todo el pasado proceso electoral.
En aquella contienda para renovar la gubernatura, Omar Fayad todavía titular del ejecutivo local tenía planes para elegir a su sucesor. Sin embargo, la imposición de su partido lo dejó fuera de la jugada.
Esta falta de entendimiento se hizo pública y con tintes de confrontación, se publicitó por redes sociales. Resulta que aquellas heridas no han podido sanar del todo. Ahora, muchos de los cuadros de Fayad, han seguido sus pasos al alejarse del tricolor y dejar prácticamente desértico ese partido en el estado de Hidalgo.
No obstante, el ánimo de revancha sigue recorriendo las venas de Carolina Viggiano en su calidad de excandidata perdedora de la elección a gobernador y también como secretaria general del PRI nacional.
Porque no se puede entender de otra manera, la designación de Marco Mendoza Bustamante como nuevo dirigente estatal del tricolor en la entidad. Es bien conocido que el también diputado federal, fue el coordinador de campaña de la oriunda de Tepehuacán de Guerrero y uno de sus pocos incondicionales.
Quizá por eso, una de sus primeras decisiones al frente de su nueva encomienda ha sido señalar a la administración anterior del PRI, de haber dejado un boquete en las finanzas y no descartó proceder legalmente contra los responsables.
Es decir, Julio Valera tendrá una nueva preocupación porque se antoja que las rencillas seguirán entre aquellos que hace tiempos eran compañeros de proyecto político.
De tal manera que el priísmo hidalguense no solo pasa por su peor momento, sino que están dispuestos a eliminarse unos a otros con tal de permanecer en un espacio de la política local, probablemente, con la denominación de otro partido político.
En este escenario hay dos nombres que siguen generando controversia. Se trata de Miguel Osorio Chong, quien también ha tenido diferencias públicas con Alejandro Moreno y el caso del otrora poderoso colaborador de Fayad, Israel Félix.
Estos dos personajes han visto desde gayola los cambios en su partido y seguramente estarán haciendo cálculos políticos, para dar los siguientes pasos. Por tanto, los referentes más actuales del priísmo activo estarán muy pronto siguiendo otros derroteros.
Si deciden salir del PRI como sus antiguos correligionarios ahora si no se quedará nadie a presenciar el hundimiento de este partido en la entidad, que hasta hace poco era calificada como un bastión del partido.