Una de las cuestiones que han sido materia de grandes noticias en los últimos meses, es el cierre prolongado de carreteras y autopistas por parte de manifestantes, cuestión relativamente nueva en nuestro país.
Lo anterior en virtud de que, si bien toda la vida han existido manifestaciones en nuestra nación, es difícil recordar la toma de vías de comunicación por una gran temporalidad.
Esto se debe a un sin número de razones, pero una de ellas tiene que ver con la Guardia Nacional.
En primer punto, debemos de recordar que previo a la existencia de la Guardia Nacional la Policía Federal Preventiva, anteriormente Policía de Caminos, no solamente protegía las vialidades, sino que las conocían bastante bien y eran protagonistas en evitar todo tipo de problemáticas en dichos caminos federales.
Uno de las soluciones a las que se recurría, era la desviación e incluso la movilización de los vehículos que se encontraban atrapados en cualquier tipo de interrupción de la circulación, fuera por un accidente o incluso por una manifestación, lo cual no solo desincentivaba cualquier tipo de movilización.
Del mismo modo, fueron en diversas ocasiones participes de negociaciones para liberar diversas carreteras.
Hoy parece que la participación de la Guardia Nacional en el plano nacional, ha sido deficiente debido a una inexperiencia que se ha demostrado no solo en el plano carretero sino en cuanto a las labores propias de la Policía Federal.
Lo anterior es una demostración de la difícil tarea de la creación de instituciones, donde la curva de aprendizaje crea costos a una población que desea ser partícipe de seguridad, desde el primer momento.
En consecuencia, los cambios de instituciones no solo son positivos sino necesarios, pero el costo de los mismos, no pueden ser a costa de la seguridad y de los derechos de la población, puesto que ello solo demuestra una indebida implementación operativa de dichos cambios.
jfernandoge1@gmail.com