Desde hace ya varios años, nuestro país ha comenzado un proceso de democratización desde la primera transición hasta nuestra época, donde el poder ejecutivo ha tenido una alternancia en diversos momentos.
Lo anterior ha permitido que las instituciones nacionales comenzaran a fortalecerse desde la creación de un organismo autónomo e independiente para la protección de nuestras elecciones, hasta un paulatino intento de independencia de los poderes judiciales y de las fiscalías nacionales.
En tal sentido, cada transición ha permitido avanzar en la democratización de nuestro país y con ello el fortalecimiento de nuestras instituciones y me parece que este momento, no es ajeno a ello puesto que hoy más que nunca, se ha debatido la autonomía de las instituciones, de universidades e incluso de organismos frente a los tradicionales poderes gubernamentales.
En consecuencia, la democratización de las instituciones ha permitido la popularización de las mismas y con ello su discusión tanto en favor como en contra de las mismas.
Los continuos ataques y discrepancias entre instituciones e incluso del poder ejecutivo federal, si bien no son deseados en una vida democrática, son esperados en una incipiente democracia que ha comenzado a buscar una verdadera división de poderes.
Por tanto, nos encontramos en un momento crucial en la historia del país, puesto que sin importar la sucesión presidencial, la independencia que han adquirido los poderes, será pieza principal en el futuro de nuestro México.
Sin embargo, como sociedad tenemos el gran compromiso de vigilar y exigir el cumplimiento de la independencia obtenida y evitar la perdida de dicha independencia a lo largo de los procesos que se encuentran por venir.
Estoy seguro de que solo a través del fortalecimiento de las instituciones, lograremos un Estado Democrático de Derecho y solo con el mismo podremos garantizar los derechos de todas las personas.
juanfer_lm@jfg