El pasado domingo el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, realizó un evento en el marco de su sexto informe de gobierno y como es costumbre, el mandatario ocupó el zócalo de la CDMX para llevar su mensaje a miles de personas congregadas en esa plaza pública.

Quizá no con aquel poder de convocatoria de otros tiempos (pienso en el desafuero en 2004 o en el cierre de campaña del 2006, por ejemplo); donde las avenidas aledañas a Palacio Nacional, se desbordaban de simpatizantes, ahora el ánimo fue distinto y más dirigido a una despedida con toques variados de nostalgia y alegría.

De cualquier manera, ahí estaban congregados miles y miles que atestiguaron lo que fue el último evento de AMLO como presidente, los leales que mantuvieron el ánimo intacto y aguardaron pacientes bajo el sol cerca de tres horas del mensaje que en ocasiones llamaba a la participación de la gente.

Saliéndose del guion, el presidente preguntó ¿están de acuerdo en elegir a jueces, magistrados y ministros? Al unísono se escuchó una respuesta afirmativa. No se podía desperdiciar ese colectivo que al igual que en 2006 “voto”, por quedarse en esa plaza y defender el resultado electoral que según muchos de ellos les había sido arrebatado de manera fraudulenta.

También estaban los vendedores de recuerdos, los que echaron a volar la imaginación y realizaron todo tipo de artesanías alusivas a la ocasión, estaban los de la vieja guardia, los jóvenes con gratitud de recibir una beca, los que fueron por convicción y los que estaban esperando un descuido para salir corriendo de ese horno cívico.

En suma, ese coctel popular que se expresó con devoción por seis años, estará en espera de que la nueva presidenta pueda hacer uso del músculo ciudadano. Son personas que disfrutan de la visibilidad, que ya no quieren el anonimato y que levantan la voz, por todo aquello que se opone a la cuarta transformación.

Dependerá de la doctora, si quiere hacer uso de las fuerzas vivas de la capital, para reforzar la estrategia del partido – movimiento, como ente activo en todo momento no solo en cuestiones electorales.

Sobre la base del discurso presidencial, llamó poderosamente las menciones de AMLO a su sucesora. Al menos en tres ocasiones alentó la arenga para gritar “presidenta”; no solo eso, también en temas específicos le dijo: “te lo encargo Claudia”, como una forma de decir que esos temas debían tener una continuidad.

En suma, lo que se vivió el domingo pasado fue una mezcla de sentimientos, entre aquellos que están muy acostumbrados a la figura presidencial, pero que ven la continuidad en la doctora Sheinbaum con otros que ven a la presidenta como una nueva vía.

Quizá no tan radical y confrontativa como su futuro antecesor. Aun así, el estilo personal del oriundo de Tabasco deja huecos que difícilmente se llenarán.

Por delante tendremos que acostumbrarnos a una nueva narrativa de este proyecto, que está por comenzar. Hay que esperar los sellos distintivos de la administración y a partir de ahí realizar los balances y análisis respectivos.

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