Si al leer el título de esta narración piensas que hablaré de alguna actriz famosa, debo confesar que la farándula no es lo mío y esto honéstame va más enfocado al probete.
Para iniciar, retomaré un dicho popular que dice que “si vas a Veracruz y no pasas por el Gran Café de la Parroquia, es como no haber ido nunca a Veracruz”… y de eso se trata esta narración.
Para ponerlos en contexto, el “Gran Café de la Parroquia” es uno de los establecimientos veracruzanos de alimentos y bebidas, más populares en todo el país. La historia de este sitio data en el Puerto de Veracruz a mitad del siglo XVIII, aunque la vox populi piensa que pudo haber arrancado años antes, debido a que fue una popular “pulpería”, que sería como una tienda de abarrotes en aquella época.
De hecho, la primera fotografía del lugar, que se encontraba justo frente a la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, actual Catedral de Veracruz, es del año 1740.
Esta pulpería era concurrida por lugareños, que llegaban a caballo para consumir alguna bebida refrescante como lo era el vino casero, té o algún café y como el lugar estaba céntrico, de poco a poco se fue popularizando entre los europeos que llegaban al puerto.
Así fue como comenzaron a ofrecer “café al estilo Francia”, es decir, un café con leche endulzado, cosa rara para mí, porque en mi tiempo viviendo en Francia, nunca tomé café endulzado, pero bueno, en esa época pienso que lo ofrecían los camareros para atraer a más gente.
Tanto fue el éxito de ese negocio lugareño, que en el archivo histórico figura un enfrentamiento entre franceses y residentes del pueblo en la “Pulpería del Portal de la Parroquia” y gracias a ese suceso fue que se hizo famosa, así que conservaron el nombre. Después con los años, sustituirían la palabra “pulpería” por “gran café”.
Y hoy en día, el “Gran Café de la Parroquia” es un lugar que ofrece diferentes platillos típicos de la región y variedades en bebidas con café, de las cuales una de las más populares y por lo que mucha gente visita el sitio, es el llamado “lechero”.
Esta bebida es un café con leche, que se prepara con un concentrado en un vaso de vidrio, pero además de su sabor exquisito, es el espectáculo que lo acompaña lo que encanta a los comensales, pues lo sirven a distancia desde un pocillo caliente hasta tu vaso sobre la mesa.
Se dice la bebida “lechero” porque surgió debido a que las rutas del tranvía pasaban frente al negocio del café muy temprano y los choferes pedían su café con leche para llevar. Pero para anticipar su pedido, hacían sonar a distancia las campanas del tranvía y hasta la fecha, se conserva esa tradición y antes de servir la bebida, se anuncia desde la cocina con un tintineo.
Ahora, como buenos mexicanos no nos puede faltar el pan matutino de cada día. Así que otro de los favoritos son las “bombas de nata”. Estas son conchas rellenas de nata, tan suaves y dulces, que quisieras no se terminaran nunca.
Así que nada. Si van a Veracruz deben pasar de visita por este sitio. Y recuerden comer más de un ejemplar por mí.