El próximo 5 de septiembre, como lo marca la ley, los presidentes municipales electos rendirán protesta en sus respectivos ayuntamientos. No obstante, ese acto formal se empalma con otro evento, que es el último informe de gobierno de la administración saliente.
De tal suerte que en unos días, los ayuntamientos tendrán que resolver este asunto que parece menor, pero que tiene implicaciones legales. Dice la ley orgánica municipal, que los presidentes tendrán que rendir su informe de actividades del 05 al 20 de septiembre de cada año. Pero este año en particular, también tienen que tomar protesta los presidentes electos, en fecha 05 de septiembre como marca la Constitución Local.
Por ende, y si seguimos la norma, puede ocurrir que un presidente que ya no esté en funciones presente su informe fuera de su periodo de gobierno. Esta excepción se puede subsanar fácilmente, con un permiso de la Asamblea para celebrar un evento primero y otro después. Pero muchos ayuntamientos, parecen desconocer el procedimiento.
Hay que tomar en cuenta que también en este periodo las administraciones (salientes y entrantes), se encuentran en un trabajo administrativo de entrega–recepción. Es decir, los que se van, hacen “corte de caja” para que los que llegan asuman el gobierno.
Parece sencillo, pero dicho trámite es largo y debe de realizarse con detalle, porque la ley de responsabilidades de los servidores públicos, reclama puntual seguimiento a dicha actividad. De lo contrario, los funcionarios tendrán que responder por las omisiones.
Por ejemplo, compras, contratos, adjudicaciones y otro tipo de compromisos financieros, no obedecen a las citadas consideraciones de la administración pública. Por lo que se debe tener toda la claridad para que estos procesos, no se interrumpan o sufran alguna alteración.
En ese tenor, el último tramo de la administración municipal, no solo está cargado de actividades sino también de responsabilidades que exigen tiempo completo y cero distracciones. A lo anterior, se le tiene que sumar la cuestión de los recursos, que se deben de justificar si alguno de estos eventos requiere gasto público.
En suma, el eslabón más débil de la administración (ayuntamiento) estará en la mira los próximos días. Debemos estar muy atentos para que ninguno de ellos omita (por error o por decisión), sus responsabilidades tanto administrativas como financieras.
Hay que aprender de estos procesos, porque cada vez serán más recurrentes. En la esfera municipal, hay constante rotación del poder. Siguiendo esta inercia, en casi todos los municipios han pasado por una alternancia en su gobierno, lo cual hace indispensable tener conocimiento y hacer conciencia de los citados tramos de responsabilidad.
A la par, vale la pena profesionalizar a los servidores públicos para llegar a un punto ideal, donde los gobiernos puedan rotar, pero la burocracia especializada pueda permanecer en sus espacios laborales.
Con ello, lograríamos tener certeza de que cambian los actores políticos en su propia inercia electoral, pero permanecen los activos en la administración pública sin necesidad de tener procesos de aprendizaje cada tres años.