Nuestros legisladores tienen la gran tarea de representar a los ciudadanos, para que ellos sean quienes en uso de sus facultades creen normas que emerjan de la voluntad de la población, puesto que las leyes la expresión de la voluntad de la sociedad.
Sin embargo, la forma en que se crean las normas ha mutado a lo largo de los años, lo cual es natural bajo el cambio de la idea del derecho, y por ende la mutación del Estado de Derecho al Estado Constitucional del Derecho.
Lo anterior, en virtud que anteriormente las normas se realizaban bajo la premisa de la creación normativa de un consentimiento mayoritario, por medio el cual la norma es la mayor expresión de la voluntad de la sociedad.
Pero hoy el derecho a cambiado las leyes no son en suma la expresión de la voluntad de la sociedad sino una respuesta a la colisión de los derechos humanos, que se resuelven mediante leyes que puedan dar soluciones a las problemáticas sociales.
En tal sentido, debemos de señalar que los legisladores deben de evolucionar tal y como evoluciono el derecho, trabajando en normas que se resuelvan desde un ámbito constitucional, puesto que las denominadas exposiciones de motivos ya no son suficientes a través de un estudio cuantitativo, por medio del cual establezca la voluntad de la mayoría.
Por el contrario, actualmente el legislador debe de ser capaz de armonizar la totalidad de los derechos humanos, aún y cuando estos se encuentren en coalición regulándolos para que de ser una idea abstracta se conviertan en elementos objetivos y prácticos para la sociedad.
Por tanto, es que es una realidad la necesidad que tiene el legislador de conocer el derecho, lo que bajo ninguna circunstancia implica que tenga la necesidad de ser estudioso del derecho, puesto que pensarlo así sería destruir la democracia, por el contrario, debe de ser capaz de llevar la idea de la ciudadanía que lo eligió en el encargo al cause constitucional y legal.
Lic. Juan Fernando González Espinosa
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