La transparencia gubernamental y el acceso a la información pública, se han convertido en condiciones indispensables para la creación de sociedades democráticas, que sirven para garantizar condiciones que las hagan posibles.
Sin embargo, la discusión sobre estos temas coincide con el surgimiento de las sociedades y la discusión si es válido o no, que quienes ostenten el poder político publiciten o no la información bajo su control.
Y es que este debate existe desde la época de los griegos, dónde se debatía el papel de la información pública en las polis.
En este sentido, Platón, Aristoteles y Tácito, hicieron una defensa encarecida de la sociedad cerrada, al considerar que las razones y las verdades de la política, la vida pública y el Estado, solo debían ser accesibles para una clase privilegiada destinada a gobernar.
Reconocían que efectivamente dicho poder se basa en el ocultamiento y la simulación, a los que se añadieron durante el Medioevo los arcana ecclesiae, es decir misterios trascendentes, dogmas de fe y verdades indiscutibles.
Nicolás Maquiavelo, el primer pensador que utilizó el concepto de Estado (Stato) en el sentido de un poder político centralizado, desplegado en un territorio y capaz de ejercer su decisión o soberanía, mientras que Thomas Hobbes, en su obra El Leviatán, de 1649, podemos conocer interesantes reflexiones sobre la idea de que la obediencia al Soberano, descansa sobre la base de un acuerdo voluntario previo entre gobernados, y luego entre éstos y los gobernantes.
Los Estados Modernos asi pues se fundaron a partir del reconocimiento de la secrecía, como una necesidad para garantizar gobernabilidad.
Durante el siglo XX, la aparición de la democracia moderna pasa necesariamente por la obligación de abrir la información, por eso esta semana cobra reelevancia que en Hidalgo se llevará a cabo la Semana Nacional de la Transparencia y con ello la discusión del derecho de acceso a la información