En los cruceros de los diferentes bulevares de Tulancingo, se pueden escribir varias historias de vida de gente que vende dulces, artesanías o que tocan el organillo, así como quienes durante algunos minutos exponen sus cualidades.
Nos referimos a los malabaristas, quienes, en primer lugar, tienen que perder el pánico escénico porque no es fácil colocarse frente a los automóviles para realizar sus shows durante el tiempo que está la luz roja del semáforo, pues deben calcularle tanto para ejecutar sus habilidades como para solicitar unas monedas.
Así encontramos en el cruce de la colonia El Magisterio y la carretera México-Tulancingo, a Luis “El Plateado”, vecino del Estado de México, quien durante la entrevista comentó que ha tenido algunos percances, por ejemplo: caer del “banquito” que utiliza para realizar sus actos, incluso se ha quemado con sus bastones.
Dos kilómetros más adelante vemos a Rey David Amador, el cual demuestra sus dotes para dominar el balón, tanto con los pies como con las manos y hasta con la cabeza.
Tanto “El Plateado” como el dominador de balones, quienes perciben al día entre 500 y mil pesos, coincidieron en que los riesgos para realizar sus actividades, son latentes porque no falta algún automovilista distraído que se pase el alto o bien por encontrarse en una zona donde varios vehículos pesados se han quedado sin frenos literalmente la han visto cerca.
Durante varios días, reporteros de Ruta buscaron otros talentos urbanos, pero quizás por las altas temperaturas no fue posible localizarlos.
Aunque también es frecuente ver en estos sectores a personas que vienen de otros lugares a vender sus productos, principalmente café y bordados, entre ellos, menores de edad y adultos mayores. Además, los limpiaparabrisas han generado polémica porque en ocasiones son insistentes