Una de las cosas que más resaltan en el peculiar proceso electoral que se lleva a cabo en el estado de Hidalgo tiene que ver con la forma en que se celebran los debates entre los candidatos de las 84 alcandías.
Los que ahora buscan gobernar los municipios no solo están impedidos a realizar eventos masivos, sino que también tienen que adaptarse a un formato sui géneris de debate político que se hace a distancia gracias a las herramientas digitales.
Dichos ejercicios que suelen ser determinantes en algunas elecciones ahora cobran un significado menor debido a que los participantes no comparten el mismo espacio físico. Es decir, dentro del esquema de debate digital es imposible ver las reacciones de los participantes cuestión fundamental en estos intercambios de ideas.
Al cabo de unos días, algunos debates se han tenido que suspender por la falta de interés de los candidatos, otros han tenido dos o tres participantes cuando existe registro de once candidatos, unos más tuvieron mala suerte con la señal, sonido, imagen y otras fallas técnicas.
En suma, este formato acartonado y digital de debate no ha tenido el éxito suficiente en los ciudadanos. En otros tiempos, quizá por convicción, morbo o curiosidad, una buena cantidad de personas estaba atenta a estos ejercicios democráticos. Pero ahora, se percibe un notable desinterés.
¿Qué pasa con aquel interés por los debates? Quizá la respuesta tiene que ver con las actuales preocupaciones de la gente que apuntan hacia la salud y la economía. La política, por tanto, está lejos de ser una prioridad en este momento.
En un escenario posible y probable, el interés de las personas puede regresar a la política en otro momento. Pero lo que es un hecho es que hoy no existe la conexión entre políticos y ciudadanos. Y bajo ese esquema, se avecinan dos cosas: un gran ausentismo en las urnas y una reconfiguración total en el poder local.
En el primer rubro, es claro que muchos ciudadanos no tengan las suficientes motivaciones para acudir a las urnas. Aunque en democracia, la mejor forma de manifestar aprobación o desaprobación con un gobierno se realiza a través del voto, ratificando al partido en el poder o sufragando en contra.
En segundo término, los debates que con frecuencia abonan al interés de la ciudadanía por el contraste de ideas que muestran los candidatos, ahora serán poco efectivos si sigue ese formato digital que a nadie favorece. De tal suerte que hay elementos de sobra para pensar que las elecciones en Hidalgo serán muy distintas a lo que se veía antes. Los ganadores de esta contienda serán electos por muy pocos ciudadanos y la mayoría de ellos –según se anticipa–, tienen poca información sobre los futuros munícipes.