Nunca faltan en política quienes consideran que una decisión tiene que ser en blanco o negro, querer el todo o nada, matar o morir. Durante años ese criterio prevaleció, pero las condiciones actuales nos exigen otras alternativas.

Lo anterior viene a cuenta por aquellos que veían una guerra comercial sin precedentes y la ruptura definitiva del acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá. A esos pesimistas, hay que decirles que la política es sobre todo negociación.

O como bien decía el militar y teórico prusiano Carl Von Clausewitz, “la política es la continuación de la guerra por otros medios”. Es decir, no es necesaria la confrontación si se puede llegar a un buen acuerdo.

Al escribir estas líneas todavía hay señales confusas sobre la caducidad de los aranceles impuestos para nuestro país desde Estados Unidos. Pero lo cierto es que nuevamente las amenazas tuvieron fecha de caducidad y aquella medida de presión, tendrá que esperar al menos otro mes.

Habrá quien sostenga que esa amenaza será permanente y servirá de moneda de cambio para que el presidente Trump, pretenda negociar algo. Pero también hay que decir que esa estrategia ya es muy conocida y tendrá que buscar otras formas.

Dicho el lenguaje coloquial, parece choteo lo que hace el mandatario y sus cambios de criterio cotidianos. Así es Trump y parece que por mucho ímpetu que le pone a sus decisiones, termina por utilizar el criterio de rentabilidad económica.

Más allá de entender las razones que tiene el presidente norteamericano para tratar de boicotear nuestra economía, lo que vale la pena resaltar es la fortaleza de nuestra moneda y la reacción de los órganos del Estado en favor con la presidenta Sheinbaum.

En este particular, parece que la serenidad de la mexicana jugo en positivo y que la rápida reacción del primer ministro canadiense Justin Trudeau calentó más el ambiente negativo entre Canadá y Estados Unidos.

Pero lo cierto es que se puede rectificar porque la política –insisto– es eso, negociar, llegar a acuerdos, construir lazos de entendimiento para no caer en la guerra (comercial, en este caso en particular).

El oficio político, por tanto, quedó de manifiesto por el lado de México. Lo atrabancado y desafiante del lado de nuestra frontera norte.

Aún así hay que detectar a los fatalistas que parece que se alimentan con la desgracia. En este sentido, es sorprendente como algunos opinadores, Loret de Mola en particular, se burle de la convocatoria de la presidenta al Zócalo, para celebrar una reunión informativa con el pueblo.

Para el comunicador, lo anterior representa un sin sentido, escribió en su columna: ¿cuál es la idea de la presidenta de convocar al Zócalo? ¿cantar el Himno, ondear banderas tricolores o a que a coro ‘le mienten la madre a Trump’?

Esa falta de seriedad para abordar temas de interés nacional, es preocupante. Seguramente esa convocatoria no tuvo ningún impacto en la decisiones de Trump, al recular las medidas arancelarias a nuestros país, pero sirvió para refrendar la unidad nacional y demostrar quienes viven en el pesimismo permanente.  

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