En el marco del conflicto estudiantil que atraviesa la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), se han realizado una serie de acciones anecdóticas que vale la pena resaltar. Por ejemplo, derivado del zafarrancho del 19 de septiembre, cuando los estudiantes inconformes con las autoridades universitarias llegaron al edificio de rectoría y se llevaron la emblemática garza.

Aquel símbolo de la UAEH, que los ha identificado durante su historia fue extraído (incluso mutilado) de una fuente emblemática del edificio que albergó a los primeros estudiantes de aquella casa de estudios.

Incluso, vaya paradoja, una vez que el Consejo Universitario elige nuevo rector (hasta la fecha nunca ha habido una rectora), aquella citada fuente se utiliza para mojar al recién embestido como ritual de júbilo y buena nueva.

Pues aquel objeto fue sustraído del lugar por manos anónimas modificando el protocolo que se ha utilizado durante varios años.

Otro elemento, es que un auditorio de la UAEH que llevaba por nombre Jesús Murillo Karam cambia su denominación. Porque el político que antes llenaba de orgullo a las autoridades universitarias, ahora ha caído en desgracia.

Principalmente por ser el artífice de la denominada “verdad histórica”, capítulo negro en la historia política actual donde nadie ha podido explicar con precisión la “desaparición” de 43 estudiantes en Ayotzinapa. En ese momento, el egresado de derecho de la UAEH y también exgobernador era Procurador General de la República.

Derivado de los desatinos de aquella investigación el oriundo de Mineral del Monte, fue procesado y hoy se encuentra en arresto en un hospital, por sus complicadas condiciones de salud. Por tanto, desde su hogar se enteró que aquel espacio universitario ya no llevará su nombre.

Hay otro personaje que se encuentra en las mismas condiciones, pero que todavía goza del privilegio de tener su nombre estampado en la moderna torre de posgrado que se erige muy oronda en ciudad universitaria.

Gerardo Sosa no solo mantiene su nombre en un edificio, sino que mantiene el control de la máxima casa de estudios como lo ha testimoniado el periodista Alfredo Rivera en su texto La Sosa Nostra muy citado recientemente.   

De manera paralela, se mantienen los plantones en varios espacios de la UAEH. Sigue en pie de lucha el Instituto de Artes, pidiendo ahora la destitución del rector y del líder estudiantil. Los dos, señalados como “artífices” de llevar grupos de choque a los eventos donde concurren los estudiantes inconformes.

Se ve largo el conflicto estudiantil en Hidalgo y también se ve lejana la posibilidad de que el rector pueda dimitir. En este momento vale la pena recordar la filosofía de aquellos que participaron en el movimiento estudiantil de 1968, cuando los jóvenes pintaban sobre las paredes: seamos realistas pidamos lo imposible.

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