“Si vas a Los Angelitos y no compras jarritos, es como si no hubieras ido a la feria”.
Es un término muy común, que año con año suele expresarse tanto entre comerciantes como en visitantes.
Durante más de 50 años, la venta de jarritos, artículos de cerámica y juguetes tradicionales, como: yoyos, valeros, escobitas, títeres y otros hechos por artesanos, tienen un lugar preponderante en la feria de Tulancingo.
Comerciantes entrevistados, que se dedican a este tipo de venta, dijeron venir del Estado de Michoacán.
“Viajamos por diferentes partes del país, pero venir a Tulancingo nos genera mucha emoción, ya que algunos veníamos desde de niños acompañando a nuestros padres y abuelos, pero ahora ya traemos a nuestros nietos”.
Agregaron que en esta ciudad tienen muchos conocidos. Específicamente, se refirieron a la calle Primero de Mayo, la cual –expresaron-, anteriormente se encontraba empedrada.
De igual manera, comentaron que les gusta mucho la comida y la amabilidad de la gente. “Tenemos clientes que ya nos conocen y siempre se llevan su jarrito”.
Y así, con una gran rapidez y con un estilo único, escriben en este recipiente de barro, con un plumón especial, leyendas como: “Recuerdo de la Feria de Tulancingo”, “Para mis compadres”, “Para mi abuelito” u otras, muy folklóricas y alegres.
Detrás de cada jarrito hay un trabajo extraordinario, que tiene que ver con el moldeo de arcilla, barro, tierra mojada, elementos que además forman parte de una tradición ancestral en México, que se remonta a la época pre colonial.
Son aproximadamente 150 los puestos de estos artículos mexicanos, que dan vida y colorido a una de las ferias más pintorescas del país.
Los comerciantes entrevistados, dijeron también que en un jarro, el café, el té y hasta el tequila, adquieren un sabor muy especial

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