Oh juventud! Los jóvenes lo tienen casi todo: energía, tiempo, dinero (si trabajan) y sobre todo creatividad; quien de los que somos adultos no diera un día por ser joven un par de días otra vez. Los jóvenes lo tienen (casi) todo; pero actualmente en muchos jóvenes se están presentado problemas con su sexualidad. Al hablar de Disfunciones, generalmente pensamos que les pasa a los adultos, y mientras más mayores, son más frecuentes; Pero, aunque parezca ilógico, las disfunciones sexuales en jóvenes son cada vez más comunes.
Las Disfunciones causan grandes conflictos personales y de pareja, y llevan a vivir un pesar muchas veces en silencio y a solas y a entablar relaciones de pareja complicadas. Los jóvenes en especial los hombres casi no hablan de esto con nadie para evitar burlas y reproches, ya que estereotipo es que ser joven es igual a vitalidad sexual.
No sabiendo que todo(a)s estamos expuesto(a)s a vivir altibajos físicos y emocionales que nos llevan a experimentar una experiencia sexual no satisfactoria. La falta de educación sexual conlleva a que ante cualquier índice de que no se es “súper potente” se cree la idea de que no se funciona bien sexualmente y eso desencadena una angustia que termina en disfunción sexual. Provocando cada vez que sea más frecuente y persistente la “falla sexual” y aumente la angustia. Y esto puede resultar a largo plazo en un problema real que si no se soluciona pronto, puede seguir afectando a lo largo de los años de adultez.
Es poco frecuente la disfunción sexual en jóvenes con aspectos biológicos. A ecepcion de algunas enfermedades. Sin embargo, actualmente la mala alimentación (sobrepeso) y las jornadas largas de actividades pudieran interferir en el desempeño sexual.
Las causas psicológicas y sociales tienen mayor impacto, ya que las ideas transmitidas acerca de la sexualidad hacen que formemos pensamientos y sentimientos que crean mucho estrés y un alto nivel de angustia que se refleja en la función física. Hablando de estereotipos y de cómo se vende la “sexualidad en los medios de comunicación”
Y cómo no queremos que se presenten estos problemas, si los mensajes que llegan por todos lados se enfocan en que el desempeño sexual debe ser maravilloso; se debe tener experiencia; darle placer a la pareja; aguantar horas y horas; tener cuerpos perfectos, delgados, musculosos y bien delineados; disfrutar a tal grado que, cada vez se pide y se quiere dar más y más; etc.
Todo esto es mucha presión para una persona, para su cuerpo y para su mente, y más cuando se tiene una educación represiva que se contrapone con los mensajes recibidos, con los deseos propios y con las peticiones (o exigencias) de la pareja; haciendo que se despierten sentimientos como miedo, vergüenza, culpa, etc. en el momento de querer vivir o estar viviendo una experiencia sexual.
En jóvenes es cada vez más común escuchar que se presentan en (Mujeres): “frigidez” (cuando una mujer no reacciona a la estimulación o no le dan ganas), dolor a la penetración o durante la relación sexual, falta de lubricación. En hombres: imposibilidad o gran dificultad para la penetración, (Hombres) pérdida de la erección o dificultad para mantenerla por mucho tiempo, eyaculación precoz, (Ambos) suspensión repentina del deseo sexual, disminución del deseo, falta de orgasmo. Más pueden no ser las únicas.
Por todo esto y más, te recomiendo que cuando “no puedas”, evites diagnosticarte y mejor hagas un alto y reflexiones un poco acerca de cómo te sientes en ese momento; si te encuentras descansado(a), bien comido(a), relajado(a); si sientes disposición y deseo de tener una relación sexual; y en caso contrario, date permiso de decir “NO” y evítate vivir una experiencia que puede causarte angustia, descansa, relájate que ya habrá otros momentos.