Esta semana intereses mezquinos se hicieron presentes en el estado de Hidalgo. Se trata, de integrantes de un sindicato de transportistas, que bloquearon con sus unidades, varios accesos a la ciudad de Pachuca.
Lo increíble del caso es que colgaron lonas en sus camiones que aludían un asunto legal, que se encuentra en tribunales federales y que sigue su curso en aquellas instancias. De tal suerte que, con bloqueo o sin bloqueo, el estado de las cosas no se puede modificar desde el gobierno de Hidalgo; y menos desde las calles.
No solo eso, las motivaciones parecen tan bizarras que muchos se preguntaron si cada vez que exista un asunto tan lamentable como el que se refiere, saldrán a las calles a utilizar esos métodos de presión.
Si es así, habría que especificar muy bien los tramos de responsabilidad de cada autoridad, porque repito, el móvil de esta semana tiene que ver con instancias federales. En el estado, por tanto, no se podía hacer nada en este particular.
Otro elemento que pone a prueba la lógica más elemental, es que los manifestantes no hicieron alguna declaración, no se pronunciaron, no emitieron ningún comunicado y así como llegaron se fueron.
Es decir, su única intención era hacerles la vida difícil a los hidalguenses y mostrar su fuerza al gobierno, para mandar un mensaje que puede traducirse así: el pretexto es lo de menos, lo más es que con la mano en la cintura, pueden desestabilizar la ciudad por su puro gusto.
Si esa fue su principal motivación, hay que decir que ganaron. Queda claro que son arrogados y que pueden hacer suya cualquier causa para ejercer presión a las autoridades. No obstante, los métodos no gozan de la mejor aceptación. Miles de pachuqueños no llegaron al trabajo, muchos comercios tuvieron pérdidas, los niños y jóvenes se quedaron en casa perdiendo un día de clases, en fin. Al grueso de la población, no le pareció buena idea que les impidieran el tránsito por la ciudad.
Aunado a lo anterior y nuevamente aludiendo a la lógica, caben las siguientes preguntas ¿Cuánto dinero les dieron a los camioneros para que estuvieran toda la mañana bloqueando calles? ¿Quiénes pagaron? ¿Qué es lo que realmente quieren? ¿Les indigna de verdad un caso de presunta violación? ¿Cuándo volverán a manifestarse?
Ante esta situación, vale la pena dejar las cosas claras. Como decía el anterior presidente López Obrador, a quitarse las máscaras. Si es que alguien tiene la deliberada intención de complicarle la vida al gobierno de Hidalgo, hay que utilizar otros métodos (sin afectar a las personas que no tienen nada que ver con fobias o filias políticas), si sus baterías están dirigidas hacia un integrante del gabinete también hay que cambiar la estrategia, pero si sus verdaderos intereses están enfocados a la próxima elección, hay que decirles que fracasaron con esta tarjeta de presentación.
Hay que recordarles a esos miserables que la política de confrontación solo genera adversarios y no aliados. Y en la actualidad los acuerdos en la cúpula del poder gozan de buena salud. No vaya a ser como dicen los charros, esos de Huichapan que: a caballo palpado, nunca lo montes confiado.