De acuerdo con reportes de la dirección de Protección Civil, son frecuentes los casos de animales silvestres, como serpientes, tlacuaches y hasta murciélagos, que principalmente cuando llueve, se alojan en algunas viviendas.
A inicios de diciembre del año pasado, tres niños que vivían en Oaxaca fueron atacados por un murciélago; dos de ellos, fallecieron, ya que de acuerdo con los dictámenes médicos se habrían contagiado por rabia.
Sin embargo, pese a la magnitud del caso y ante la posibilidad de que se suscitara otro similar, considerando que en esta región también abundan los murciélagos, el médico veterinario zootecnista, Abraham Salomón Ganado, quien ha ocupado cargos afines a su profesión en la administración pública, mencionó que los que abundan en la zona no representan riesgo alguno.
“Existe una gran cantidad de especies de murciélagos (alrededor de mil 200); de las cuáles, solo tres son hematófagos, es decir, se alimentan de sangre y viven en un hábitat muy definido, específicamente son de tierra caliente”.
El entrevistado, agregó que en Tulancingo, por estar a una altura de dos mil 200 metros sobre el nivel del mar, los murciélagos de la región son insectívoros. En contraste -indicó-, las especies de tierra caliente, como las que habitan en Oaxaca, son las que tienen la posibilidad de transmitir la rabia.
Puntualizó que muy cerca de Tulancingo, se encuentra la zona Otomí-Tepehua, donde específicamente en los municipios Tenango de Doria, San Bartolo Tutotepec o Huehuetla, sí habitan especies hematófagas.
“Los murciélagos no atacan y son tan sigilosos que los animales a quienes les chupan la sangre, ni cuenta se dan, seguramente los niños estaban durmiendo o se encontraban a la intemperie”.
Salomón Ganado, explicó que al momento de morder, estos animales inyectan un anticoagulante, con los colmillos rasgan la piel, sale la sangre y con su lengua la toman; sin embargo, los humanos o animales no sienten la mordedura porque sus colmillos son muy finos